Así nací yo, y si queréis saber más, os diré que nací analfabeto de días al relente de un sueño, y analfabeto prosigo mi caminar por la vida sin más luz que la luz de las estrellas.
Tracé, en consecuencia, cientos de parabólicas líneas en el pizarrón de las horas al vaivén de mis pasos, mitad dormidos, la otra mitad despiertos, esculpidos en la arena, al caminar de mis pies descalzos.
Mientras, el mar ondulado, acuarela de azul y de nácar, desmayaba sus olas al compás de mis pasos besando en la arena mis pies cansados.
Son recuerdos que guardaba en el álbum azul de mi alma para recitarlos despacio cuando cayera la tarde y bajara la marea.
De pronto vino una ola cubriendo de espuma la arena y me robó el poema más sutil de mis sueños dejándome sólo con el sabor de la espuma y un silencio profundo en algún rincón del alma.
Pretexto fue el mar y el alma un poema. Nací de perfil. Es todo.
Pretexto fue el mar y el alma un poema para nacer de perfil sobre la cálida arena. Así nací yo, y si queréis saber más, os diré que nací analfabeto de días al relente de un sueño, y analfabeto prosigo mi caminar por la vida sin más luz que la luz de las estrellas. Tracé, en consecuencia, cientos de parabólicas líneas en el pizarrón de las horas al vaivén de mis pasos, mitad dormidos, la otra mitad despiertos, esculpidos en la arena, al caminar de mis pies descalzos. Mientras, el mar ondulado, acuarela de azul y de nácar, desmayaba sus olas al compás de mis pasos besando en la arena mis pies cansados. Son recuerdos que guardaba en el álbum azul de mi alma para recitarlos despacio cuando cayera la tarde y bajara la marea. De pronto vino una ola cubriendo de espuma la arena y me robó el poema más sutil de mis sueños dejándome sólo con el sabor de la espuma y un silencio profundo en algún rincón del alma. Pretexto fue el mar y el alma un poema. Nací de perfil. Es todo. Juan Manuel del Río