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Avenida corta de mis manos por donde veo irse en silencio en cada adiós un amigo, en cada abrazo un recuerdo, y en cada gesto sincero la luz al caer el día. Entrelazar quiero en mis dedos el canto radial de la alondra columpiándose en el cielo, el gorjeo del gorrión disputando la enramada y el balar querencioso de la oveja al abrevar el rebaño a la orilla del río. Unidas que estén mis manos formar querré un pentagrama con la música fina del alma y la prosa vital de la vida. Dios me dio estas manos para abrazar y bendecir y para amar y brindar con el vino nuevo de la más fiel amistad. Expresar deseo ahora, en humilde acción de gracias, y en brindis de universal amistad, mi gratitud por la oveja por la alondra y el gorrión y por cuanta gente amiga recorren la avenida breve de mis manos peregrinas, hechas para dar bendición antes que se ponga el sol. Juan Manuel del Río VOLVER 20

Ay, ay, cantaba María, ay, ay, cantaba José. Sabiendo próximo el día sabiendo que se acercaba el nacimiento del Niño los dos la casa arreglaban. Ay, ay, cantaba María, ay, ay, cantaba José. De paja será la cuna de tela fina la ropa que quiero que duerma el Niño cual si estuviera entre rosas. Ay, ay, cantaba María, ay, ay, cantaba José. Contenta estaba María, igual estaba José. La mula y el buey pensaban: yo mi calor le daré. Ay, ay, cantaba María, ay, ay, cantaba José. Y cuando el día llegó los dos en Belén andaban metidos en papeleos que ninguno sospechaba. Ya no cantaba María, ya no cantaba José. Llamando de puerta en puerta tan sólo un cuarto buscaban No hay posada, les decían, ya ni uno ni otro cantaban. Ya no cantaba María, ya no cantaba José. Y estando la noche en calma de pronto el cielo se abrió y alumbrado por luceros el Hijo de Dios nació. Ay, ay, cantaba María, ay, ay, cantaba José. Ay, ay, cantaron los ángeles a dúo con los pastores. Gloria a Dios en las alturas que es ésta noche de amores. Ay, ay, cantaba María, ay, ay, cantaba José. Ay, ay, cantaron los ángeles aquella noche de fe. Juan Manuel del Río VOLVER 1

Hay un camino más acá del cielo hecho al andar de viejos caminantes creyentes y profetas expectantes que a Belén se dirigen con anhelo. Es de esperanza y piedra el duro suelo que sabe de patriarcas deslumbrantes de ovejas y pastores trashumantes oteadores de estrellas, con desvelo. Mas de pronto, el camino aquí termina y un Portal de luz nueva se ilumina porque el Verbo de Dios hombre se ha hecho. Las viejas profecías se han cumplido y hoy Dios-Hombre camino y cielo ha unido al nacer en Belén pobre y sin techo. Juan Manuel del Río VOLVER 3

La luz estaba oculta entre las ramas como un ángel con alas de azucena cimbreándose en el árbol primavera donde la flor apenas es poema en el milagro frágil del amor, esencia inmaterial de un mundo, el mío, que sueña en la inocencia de la vida con el mismo candor que ríe el niño que no sabe decir aún su nombre. Yo quisiera decir el tuyo: ¡Padre!, y quedar acunado en tu presencia para que mi yo de hombre quebradizo pudiera ser sorbido como un ángel victimado en deseo, luz y esencia. Juan Manuel del Río VOLVER 19

VOLVER 17

Ángeles y querubines volaban por las majadas glorias y loas cantando al Dios nacido entre pajas. Rebaño perro y pastor van deprisa hasta la cueva donde una Virgen y Madre les presenta la gran nueva: que Cristo nació en Belén y hoy estrellas sol y luna adoran al Emmanuel que está dormido en la cuna. Juan Manuel del Río VOLVER 13

Dejadme pintar la noche, plena de sueños y estrellas, con el azul de mis pasos; dejad que grabe en el cielo un corazón universal, tan grande y desnudo, que huela a libertad, a viento y lluvia, a madreselva, y manzana, y a tierra recién mojada. Dejadme pintar la noche, más acá de las estrellas, con los colores del alba para bordar de esperanza la ternura de los niños y acariciar de inocencia las entrañas de sus padres. Dejadme pintar la noche con los celajes que guardan la sonrisa de la luna y el latir de los luceros, y sembrar de amistad el corazón del hombre, la mujer y el niño, el anciano y el joven. Dejadme pintar la noche con el color de la vida, para colgar de la estrella y el árbol mil villancicos de paz y armonía. Y cuando la noche esté ya pintada, acudiremos, como antaño los pastores, al Belén universal, para poder juntos cantar con alegría y panderos el mensaje navideño: Cristo ha nacido, feliz Navidad. Juan Manuel del Río VOLVER 9

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Cantan cielos y tierra de alegría admirados y llenos de sorpresa que Jesús a la Virgen según besa le dice con ternura: ¡Madre mía...! eres mi paz, mi gozo, mi armonía, eres el jardín donde la promesa brotó como una flor intacta, ilesa, quedando tú más limpia que la fría nieve cuya blancura me conmueve. Es tu alma paz, ternura desbordada, esperanza y amor de un mundo nuevo. María besa al Niño y no se atreve a decirle, de pena entreverada: ¿Y Tú...? ¡Mi Dios nacido sobre el heno! Juan Manuel del Río VOLVER 16

La vida, ay la vida, tan amada, cuando se va, ¿por qué siempre se va inacabada? He querido, tantas veces, ser como un potro salvaje por dar alcance en mi galope al viento y he tropezado en el pretil del tiempo que me dice: no corras, que la vida no se acorta ni se alarga, está quieta, no se escapa. ¿Quieta?, ¿no se alarga?, ¿no se escapa? Entonces, ¿podré darle alcance? Y el viento bramó su furia y derribó con fuerza mi potro. Tumbado quedé en la arena sin saber si la vida se alargaba o la eternidad comenzaba. Juan Manuel del Río VOLVER 14

Música en vuelo es la alondra que rompe grácil el aire en la suavidad polícroma de la tarde. Destello sonoro el eco que cae desmayándose barranca abajo en la montaña. Cósmico salmo, armónico, el caminar de los enamorados tomados cariñosamentede la mano tomados cariñosamente de la mano dejando que el corazón interprete su autóctona melodía. Inmenso estallido de gracia el misterio sublime de la vida que sólo comprenden quienes tienen de verdad el alma enamorada. Juan Manuel del Río VOLVER 12

Que se me rompa la flor de los sueños y estalle en pétalos y melodías de fuegos artificiales, que quiero vagar por la vida libre como el pájaro que emigra al país de la fantasía. Y si el cielo se nubla de estrellas yo encenderé mil sonrisas al arrojar la moneda de un deseo al pozo azul de tus ojos. Quiero aferrarme a la vida como el náufrago a la tabla hasta alcanzar a salvo la orilla. Me encontrarás cuando llegues cantando bajo la lluvia, yo habré cumplido el deseo de beber el agua clara en el pozo abismal de tus ojos. No rompas nunca los sueños abiertos a flor de vida deja que estallen los cielos en fuegos artificiales por si hay náufragos que necesitan saber dónde queda la orilla. Juan Manuel del Río VOLVER 11

Dejad que corra el agua por el río dejad que corran locas las nubes por donde corre de azul la luna. Yo dejaré correr mis recuerdos sin que lo sepa el río, sin que lo sepa la nube. Dejad que corra la nube dejad que se lleve el río estos recuerdos míos sin que lo sepa la luna. Dejad que a la mar se lleguen estos recuerdos idos sin que lo sepa la nube sin que lo sepa el río. Dejadme estar a la orilla otoñal de mi río por donde ha tiempo se fueron tantos recuerdos míos. Juan Manuel del Río VOLVER 10

VOLVER La Navidad en sí misma Es un poema Y el resto también Navidad. 4