Si me ves cansada fuera del sendero, ya casi sin fuerzas para hacer camino Música: La petite fille de la mer (Vangelis)
si me ves sintiendo que la vida es dura, porque ya no puedo, porque ya no sigo...
Ven a recordarme como es un comienzo, ven a desafiarme con tu desafío
Múeveme en el alma, vuélveme al impulso, llévame a mi misma.
Yo sabré entonces encender mi lámpara en el tiempo oscuro, entre el viento frío, volveré a ser fuego desde brasas quietas, que alumbre y reviva mi andar peregrino.
Vuelve a susurrarme aquella consigna desde el primer paso para un principio. Muéstrame la garra que se necesita para levantarse desde lo caído.
Si me ves cansada fuera del sendero sin ver más espacios que el de los abismos,
trae a mi memoria que también hay puentes, que también hay alas que aún no hemos visto.
Que vamos armados de fe y de bravura, que seremos siempre lo que hemos creído. Que siempre luchamos por la vida plena, que todo nos guía hacia nuestro sitio, que en un primer paso y en un nuevo empeño, nos lleva a la forma de no ser vencidos.
Que el árbol se dobla, se agita, estremece, deshoja y retoña, pero queda erguido. Que el único trecho que da el adelante, es aquel que cubre nuestro pie extendido.
Si me ves cansada fuera del sendero solitaria y triste, quebrada y herida, siéntate a mi lado, tómame las manos, entra por mis ojos hasta mi escondrijo …
Y dime … ¡SE PUEDE! … e insiste … ¡SE PUEDE! Hasta que yo entienda que puedo lo mismo.
Que tu voz despierte, desde tu certeza, a la que de cansancio se quedó dormida. Y , tal vez, si quieres, préstame tus brazos para incorporarme nueva y decidida.
Que la unión es triunfo cuando hombro con hombro vamos, con el mismo brío.
Si sola me vieran fuera de la senda, no voy solitaria, te llevo a mi vera.
Y, respirando sueños, con ansia serena, de tu estela de espuma, seguiré la huella.
Firme tú al timón , y yo, confiada, aunque el viento rice olas gigantescas.
Agua dulce fuiste que llegó a la mar. Cual brisa suave, en aguas azules, de sabor a sal, agitas mi alma y la haces volar.
Invisibles alas vuelan a mi lado; Con tierna caricia susurras, rozando mis manos: ¡TE QUIERO … TE QUIERO … NUNCA TE HE OLVIDADO!