Todos los años, cada 7 de septiembre, un hombre le llevaba rosas rojas. En años venideros siguieron llegando las rosas, y la nota decía siempre: > El año que él murió, llegaron también las rosas.
Otro año, el 7 de septiembre, a la misma hora, se oyó el timbre, y allí en el umbral estaban las rosas. Inma tomó las rosas y leyó una nota diferente, al instante llamó a la floristería por teléfono... Las flores que ha recibido fueron pagas de antemano, un hombre lo planeó así, para que usted las recibiera cada año. Recibió la noticia:
Dejó una tarjeta especial, por si alguna vez me enteraba que él ya no vivía,esa es la tarjeta que recibió usted este año. Inma dio las gracias y volvió a leer la tarjeta: Hola, mi sueño, hace tiempo que ya he partido, el duende que nos unió hizo hermosa mi vida, fuiste el talismán perfecto, el ruiseñor que me hizo volar. Te queda mucho por vivir, quiero que seas feliz. Las rosas llegarán cada año, sólo dejarán de llegar cuando nadie responda.
Cuando esto suceda, el florista irá cinco veces a tu casa, por si te encuentras fuera. Después de la última visita, no tendrá dudas, entonces llevará las rosas a la puerta de la Facultad de Matemáticas, donde hace mucho tiempo comenzamos, donde se iniciara esta historia cada día.