Salieron pues los israelitas de Egipto conducidos por Moisés, después de haber estado en tierra extranjera durante 430 años.
Y Moisés dijo a su pueblo: "Acordaos siempre del bien que salisteis de Egipto, de la casa de la servidumbre, pues ha sido la poderosa mano de Yaveh la que os ha sacado. Durante 7 días comeréis pan ázimo, y el día séptimo será la fiesta de Yaveh. Cumpliréis esto los días que se fijen cada año."
Hizo Yaveh que su pueblo diera un rodeo por el camino del desierto hasta el Mar Rojo, iba Yaveh delante de ellos, de día en forma de columna de humo para guiarlos en su camino, y de noche en forma de columna de fuego.
Pero el faraón, arrepentido de haber dejado marchar a los israelitas, salió a su persecución con un ejercito formado por más de 600 carros.
Habiendo llegado a la orilla del Mar Rojo, Moisés extendió su mano sobre las aguas y éstas se separaron para dejar pasar a los israelitas.
Los hijos de Israel entraron en medio del mar andando hasta alcanzar la otra orilla.
El ejercito egipcio se lanzó en su persecución, pero entonces, Moisés levantó su vara y las aguas se cerraron, sepultando a los soldados y oficiales del faraón sin que ninguno de ellos quedara con vida.
Aquel día Yaveh libró a Israel de los egipcios y el pueblo temió a Dios y creyó en él y en Moisés, su siervo. Los israelitas, gozosos, entonaron un cántico en acción de gracias al Señor.
Dios nuestros Señor siempre está dispuesto a liberarnos de nuestras esclavitudes, solo demos estar dispuestos a dejar nuestra vida anterior, nuestro antiguo Egipto para que él obre milagros en nuestra vida y nos ayude a vencer las tentaciones cuando estas nos persigan en el cruce hacia nuestra nueva vida. Querido Jesús, guíanos por el camino de la salvación y líbranos de nuestras esclavitudes y apegos innecesarios para seguirte con mayor comodidad y con más libertad. Amén.
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