Lectio divina del Salmo dominical

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El salmo comienza con la consabida invitación a alabar al Señor, como a él le conviene. + Un motivo especifico de esta alabanza se señala al principio.
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Domingo VI de Pascua Hch 10, : El don del Espíritu Santo se ha derramado también sobre los gentiles. Sal 97,1.2-3ab.3cd-4: El Señor revela.
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Ascensión del Señor Domingo VII de Pascua Hch 1,1-11: Lo vieron levantarse. Sal 46, : Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de.
Evangelio según San Marcos
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Segundo domingo de Adviento –B-
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Pase automático Alabad al Señor, que la música es buena;
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Domingo XXIX del tiempo ordinario 18 de Octubre.
Lectio divina del Salmo dominical Sb 2, : Lo condenaremos a muerte ignominiosa. Sal 53, : El Señor sostiene mi vida. St 3,16-4,3: Los que.
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Lectio divina del Salmo dominical Nm 11, 25-29: ¿Estás celoso de mí? ¡Ojalá todo el pueblo fuera profeta! Sal 18, : Los mandatos del Señor.
Lectio divina del Salmo dominical Dt 4, : No añadáis nada a lo que os mando..., así cumpliréis los preceptos del Señor. Sal 14,2-3a.3bc-4ab.5: Señor,
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Lectio divina del Salmo dominical Is 35,4-7a: Los oídos del sordo se abrirán, la lengua del mudo cantará. Sal 145,7.8-9a.9bc-10: Alaba, alma mía, al Señor.
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Lectio divina del Salmo dominical Ap 7, : Apareció en la visión una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de toda nación, raza, pueblo.
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Lectio divina del Salmo dominical So 3,14-18a: El Señor se alegra con júbilo en ti. Sal: Is 12,2-3.4bed.5-6: Gritad jubilosos: «Qué grande es en medio.
Lectio divina del Salmo dominical Gn 3, : Establezco hostilidades entre tu estirpe y la de la mujer. Sal 97,1.2-3ab.3c-4: Cantad al Señor un cántico.
Lectio divina del Salmo dominical Jr 33,14-16: Suscitaré a David un vástago legítimo. Sal 24,4bc-5ab : A ti, Señor, levanto mi alma. 1Ts 3,12-4,2:
Lectio divina del Salmo dominical Is 62,1-5: El marido se alegrará con su esposa. Sal 95,1-2a.2b-3.7-8a.9-10a.c: Contad a todos los pueblos las maravillas.
Lectio divina del Salmo dominical Nm 6,22-27: Invocarán mi nombre sobre los israelitas y los bendeciré. Sal 66, : El Señor tenga piedad y nos.
Lectio divina del Salmo dominical Is 6,1-2a.3-8: Aquí estoy, mándame. Sal 137,1-2a.2bc c-8: Delante de los ángeles tañeré para ti, Señor. 1Co 15,1-11:
Lectio divina del Salmo dominical Ex 3,1-8a.13-15: «Yo soy» me envía a vosotros. Sal 102, : El Señor es compasivo y misericordioso. 1Co.
Lectio divina del Salmo dominical Gn 15, : Dios hace alianza con Abrahán, el creyente. Sal 26,1.7-8a.8b-9abc.13-14: El Señor es mi luz y mi salvación.
Lectio divina del Salmo dominical Is 43,16-21: Mirad que realizo algo nuevo y apagaré la sed de mi pueblo. Sal 125,1-2ab.2cd : El Señor ha estado.
Lectio divina del Salmo dominical Domingo IV de Pascua Hch 13, : Sabed que nos dedicamos a los gentiles. Sal 99,2.3.5: Somos su pueblo y ovejas.
Lectio divina del Salmo dominical Pr 8,22-31: Antes de comenzar la tierra, la sabiduría fue engendrada. Sal 8, : Señor, dueño nuestro, ¡qué.
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Transcripción de la presentación:

Lectio divina del Salmo dominical Domingo V del Tiempo Ordinario Año B: Dominio sobre las fuerzas del mal. Job 7,1-4.6-7: Mis días se consumen sin esperanza. Sal 146,1-2.3-4.5-6: Alabad al Señor, que sana los corazones destrozados. 1Co 9,16-19.22-23: ¡Ay de mí si no anuncio el Evangelio! Mc 1,29-39: Curó a muchos enfermos de diversos males.

Alabad al Señor, que sana los corazones destrozados.

Alabad al Señor, que la música es buena; nuestro Dios merece una alabanza armoniosa. El Señor reconstruye Jerusalén, reúne a los deportados de Israel.

Alabad al Señor, que sana los corazones destrozados.

Él sana los corazones destrozados, venda sus heridas Él sana los corazones destrozados, venda sus heridas. Cuenta el número de las estrellas, a cada una la llama por su nombre. 

Alabad al Señor, que sana los corazones destrozados.

Nuestro Señor es grande y poderoso, su sabiduría no tiene medida Nuestro Señor es grande y poderoso, su sabiduría no tiene medida. El Señor sostiene a los humildes, humilla hasta el polvo a los malvados.

Alabad al Señor, que sana los corazones destrozados.

Lectio Ahora leemos el salmo entero, despacio…   1[¡Aleluya!] Alabad al Señor, que la música es buena; nuestro Dios merece una alabanza armoniosa. 2El Señor reconstruye Jerusalén, reúne a los deportados de Israel; 3él sana los corazones destrozados, venda sus heridas. 4Cuenta el número de las estrellas, a cada una la llama por su nombre. 5Nuestro Señor es grande y poderoso, su sabiduría no tiene medida. 6El Señor sostiene a los humildes, humilla hasta el polvo a los malvados. 7Entonad la acción de gracias al Señor, tocad la cítara para nuestro Dios, 8que cubre el cielo de nubes, preparando la lluvia para la tierra; que hace brotar hierba en los montes, para los que sirven al hombre; 9que da su alimento al ganado y a las crías de cuervo que graznan. 10No aprecia el vigor de los caballos, no estima los jarretes del hombre: 11el Señor aprecia a sus fieles, que confían en su misericordia. Si quieres escuchar este salmo en hebreo, su lengua original, pincha aquí. Pero ten en cuenta que escucharás nuestros salmos 146 y 147

Lectio ¿Qué lugar ocupa este salmo en el salterio? Según el P. Ramón Ribera, monje de Montserrat, y otros estudiosos, el orden de los salmos no se debe al azar sino que hay toda una estructura interna.

Lectio ¿Qué lugar ocupa este salmo en el salterio? Nuestro salmo se encuentra en la segunda parte del salterio, dedicado a las alabanzas a Dios, formada por los libros: 4º: salmos 89-105 y 5º: salmos 106-150 Dentro del quinto libro, este salmo pertenece a la conclusión del salterio, llamada “pequeño Hallel” (salmos 145-150). Insertada en el último estadio de formación del salterio con el fin de dar al final un carácter totalmente laudatorio. Salmo 146: el poder y la bondad del Señor.

Lectio: ¿Qué dice el texto? Nuestro salmo 146 en realidad lo tendríamos que leer unido al salmo 147 porque ambos salmos forman una unidad. De hecho, el texto hebreo así lo considera. Pero, cuando se tradujo este salmo al griego (versión conocida como los Setenta), la tercera parte de este salmo se consideró un salmo independiente. La versión latina del texto bíblico (conocida como la Vulgata) se atuvo a esta división y por eso en la liturgia lo oramos de forma independiente al salmo 147. Se trata de un cántico de acción de gracias por la restauración de Sión. Tres invitaciones a la alabanza dividen el canto en tres partes iguales: Alabanza de Yahvé por haber restaurado a Sión, mostrando a la vez su omnipotencia como Creador y Gobernador del mundo (vv. 1-6); Proclamación de las magnificencias de la Providencia en las criaturas (vv. 7-11); Acción de gracias por la paz y la prosperidad, y, sobre todo, por haber dado la Ley a Israel, por la que se distingue de todas las naciones (vv. 12-20, o sea, salmo 147 de la Vulgata). El autor y la ocasión de la composición son desconocidos; la primera parte parece indicar alguna celebración a la vuelta del destierro. Muchos piensan en la solemne dedicación de las murallas reconstruidas de Jerusalén, narrada por Nehemías 12,27-43. En realidad, Israel, destrozado tras el destierro, es capaz de confesar a su Dios como el Único al que se debe toda alabanza y acción de gracias.

Meditatio Lo propio de este paso es meditar qué me dice a mi el texto Meditatio Lo propio de este paso es meditar qué me dice a mi el texto. Esto es algo muy personal por ello aquí para ayudar a esta meditación relacionamos el salmo con las lecturas del domingo. Pero con espíritu de fe y confianza nos animamos exclamando: “Alabad a al Señor que sana los corazones destrozados.” Job, en plena prueba, no halla sentido a su vida, se siente cansado y quebrantado. Todos nos podemos sentir identificados alguna vez con él.

Él nos levanta –como a la suegra de Pedro- para que llevemos a cabo aquello para lo que hemos sido creados: alabar y servir al Señor. Dios mismo en la persona de Jesucristo sana nuestras heridas y cura nuestras enfermedades.

El Señor nos conoce a cada uno personalmente El Señor nos conoce a cada uno personalmente. Él nos ha creado y nos llama a cada uno por nuestro nombre. ¡Alabémosle con la más armoniosa de nuestras melodías: nuestro amor a Él y, por Él, a nuestros hermanos!

Oratio ¿Qué me hace decirle a Dios este salmo, la liturgia de este domingo? Sana, Señor, nuestros corazones, venda nuestras heridas, para que podamos levantarnos y servirte con amor. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

Contemplatio Miro y me dejo mirar… En esto los Padres de la Iglesia son maestros… Él sana a los contritos de corazón y venda sus heridas. Ciertamente, la tarea propia del Señor es consolar a los afligidos. Aunque seamos indignos, al ser obra suya, no nos abandonará ni nos separará de su intimidad. Tú , cuando quieras gozar del consuelo, hazte humilde, haz contrita tu mente. Esto es lo propio de su voluntad, de su benignidad y de su benevolencia, porque este es su trabajo: consolar a los que se encuentran en calamidades, y es lo que se sigue de su poder. San Juan Crisóstomo, Comentario al salmo 146, 3)

Actio ¿Qué me hace vivir el Señor a partir de esta Palabra? Es el momento de la “obediencia de la Fe”… ¡Señor, sana nuestras heridas!