Me enseñaste a vivir las pequeñas cosas cotidianas, esas que te hacen sentir la vida como un milagro que no volverá a repetirse, hasta que vuelva a amanecer y me anime con tu sola presencia, a mirar al mundo con los ojos del amor.
A tu lado aprendí a descubrir la belleza de la vida, cuando por las mañanas abría los ojos y feliz de estar despierta te recordaba y salía el sol.
Te recordaba y te traía aquí con ese dulce silencio del recuerdo, y te entregaba todo lo que soy. Allí, en mi espacio de sublime rendición, reposaba sobre el arco iris de tu amor, donde cada sentimiento que me robabas, hoy recuerdo.
Allí, mi vulnerabilidad estaba revestida de una serenidad que sólo te da el amor. Todo esto, a tu lado lo aprendí y por eso, yo te esperaré una vez más como antes, para mirarte y entrelazar mis manos con las tuyas. Y en un mutuo silencio que los dos comprendemos, acariciaré tu rostro y besaré tus labios.
Porque me alimento de ti día a día, para volver a renacer, y de tus cosas más simples, para volver a vivir. De una palabra tuya me alimento para seguir en lo cotidiano; me alimento de tu dulce melodía interna que me transporta a un mundo sin retorno, donde habita todo aquello que amo de ti.
Pero todo es poco para regalártelo en palabras, porque las cosas del corazón, no se explican, se sienten y se entregan revestidas con la suavidad de una caricia, con el silencio cómplice de una mirada, con un abrazo eterno dado con el alma.
Ya es hora de que sepas que sobre el arco iris de tu amor me enseñaste a quererte con el alma. A ti, hacedor de sueños eternos que guardaré toda mi vida en el umbral de mi alma, te digo . . . GRACIAS.
Por el día a día que pasamos, hoy te regalo mis sueños Por el día a día que pasamos, hoy te regalo mis sueños. Por todo aquello que me enseñaste en el arco iris de tu amor, a ti te abro hoy mi alma, y te agradezco tus mentiras, tus falsedades y engaños. Las penas que me causaste y de las que hoy tengo memoria en mi alma, desgarrada por el amargo sabor de mil noches y mil días de soledad y abandono.
Y aunque nunca más sepa de ti, te pensaré en mis momentos de tristeza infinita y te agradeceré el que, aunque nunca me quisieras, me trasportaras a tu arco iris del amor vacío y falso que hoy me está haciendo tanto daño.