Números grandes
Nuestra historia empieza en un día cualquiera de José García. Él es un escritor romántico y poeta que siempre ha tenido un gran problema: exagerar en los números. Así pues no es raro que sea llamado por su editor para que modifique algunos detalles en sus obras. Y ahora, una vez más fue requerido por el empresario. -Buenos días, Sr. Hernández, con su permiso. -Adelante, García. Hola. Le he llamado para que resuélvanos algunos; bueno, unos grandes problemillas de su última obra… -“¿El Reloj de las 34 mil horas?” -Sí, por supuesto, ese mismo… -Usted dirá, Sr. Hernández. ¿De qué se trata? -Yo me he tomado la libertad de subrayar los contenidos de su obra manuscrita que más me ha llamado la atención. -Pues usted dirá, Sr. Hernández. MIL HORAS
–En la página 3, cuando la mujer llega a casa y ve sobre la mesa una carta, por ejemplo… -¿Qué le ocurre? -¿No cree que exagera al decir que el sobre contiene 430 sellos? -¡Pero resulta que viene de un lugar muy distante! -Esto, lo comprendo. ¡Sin embargo no veo como en un sobre pudiera haber espacio suficiente para poner 430 sellos! -Señor Hernández, ¡el sobre es de aquellos grandes color paja! -García, ¡el mismo cartero sería el primero en extrañarse al verlo y llevarlo en su bolsa! -¡Él está acostumbrado a entregar cartas de todos los tamaños y maneras! -¡Dejémoslo! ¡No me va a convencer! ¡Esa manía suya de exagerar en los números estropea la historia! -¡Bien, no se preocupe, lo arreglaré!
-García, hay más ¿Desde cuándo una persona se puede hacer 99 vasectomías? -¡Es una operación reversible, Sr. Hernández! -¡Lo sé García! ¿Pero 99 veces…? -¡Yo ya me he hecho 5! ¡No pretendo hacerme ninguna más! Es muy incómoda y… -¡Correcto! ¡Pero tú tienes que reconocer que no has engendrado hijos como el personaje! -¡Es ahí dónde está el otro problema! -¿Cuál? -Es bien evidente… El nombre del personaje es bastante freo y había que disfrazarlo de alguna manera… -¡NO, GARCÍA! – dando un puñetazo en la mesa ¡ HIJOS NI LOS CONEJOS LOS TIENEN! -Pero es que el matrimonio es joven, y ya sabe… -¡No! ¡Eso no cuela! ¡Un millón de veces NO!
-¡Bueno, lo cambiaré…! ¿Algo más? -Aquí en la página 50 de su manuscrito… - aproximándolo para que García pudiera leerlo él mismo en voz alta. -“… pero en frente de la tienda del señor Abrahán, el judío que perdió familiares en el holocausto…”. -¡García! ¡García! – decía el editor poniéndose en pie dándose con el manuscrito en su propia cabeza. -¿Qué hago yo contigo? -Murieron muchos judíos en aquella guerra, ¿lo sabe? -Sí, ¡pero tú has resuelto matar muchos más en la obra! -¿Cómo es que usted lo sabe? -No quiero discutírselo ahora. ¡García, si quiere que edite el libro, por favor, cambie eso números ahora! ¡De lo contrario, entonces búsquese otra editorial! -¡Usted es insensible! -¿Qué, Cómo dice?
-¡Insensible e ingrato! ¿Ya no se acuerda de los 81 premios que ha recibido su editorial por mis obras? -¡Fueron solamente 8! -¡Que mas da! ¿Y aquella fiesta sobre mi ultimo libro en la que asistieron 500 personas en su mansión? ¡Yo estuve allí! -Fueron solamente 40… -¡No viene de una! Qué me va usted a decir, ¿y que dirán sus 10 esposas de todo esto? -¡Ellas no tiene nada que ver con esto! ¡AH! Son solo 3! ¡Y no me cambie de asunto!
-¡Muy bien, señor Hernández, voy hacer las modificaciones que me pide ¡Pero será la última vez! ¡Sepa que mi próximo libro, que se titulará “ Recetas para Biscochos muy comentadas Exhaustivamente” lo presentare a las editoriales que hay en esta ciudad y que están deseando publicarme. Ahí García salió del despacho dando un golpe con la puerta. Pensativo el señor Hernández coge el teléfono y le dice a su secretaria: -Señorita María del Carmen, por favor, creo que voy a tener problemas de orden laboral, póngame con uno de los 850 abogados que tengo… Recetas para Biscochos Muy comentadas Exhaustivamente Por: José García
Mi casa, Mis libros Carlos Ramirez