Sabes, también, que busco vivir en la Paz, conmigo mismo, con todo y con todos los demás. Y sé que para ello es fundamental que ese estado de Paz lo trate de vivir la persona con la que comparta mi vida. Todas las cosas que hago, desde lo que como, hasta lo que hago de ejercicios físicos, y las actitudes y pensamientos en los que trato de estar en todo momento, pretenden posibilitarme, de la mejor manera que he concebido, el ir fomentando en mí ese estado de Paz, que es el que quiero compartir contigo, por el enriquecimiento que a ambos nos aporta. Sabes que para mí, la Vida no es algo regido por la casualidad ni por las circunstancias ajenas a nuestros comportamientos; sino que la vamos construyendo, paso a paso, con nuestras actitudes internas. ¡ Hola, mi amor ! Quiero plasmar de este modo lo que pienso y espero de nuestra Relación; cómo concibo que debiera ser y qué debiéramos pretender.

Las condiciones internas de nuestro Cuerpo no son algo ajeno a las posibilidades de nuestra Mente y estados anímicos. Los pensamientos que alcanzamos a “canalizar”, a posibilitarles aparecer en nuestra Mente, están sujetos a una vibración concreta, y ésta depende en gran medida de la condición de nuestros fluidos orgánicos. De aquí la importancia de la cualidad de los alimentos y sustancias que ingerimos. Éstos son elementos químicos de cualidades vibraciones muy diversas, como los propios átomos que los constituyen. Y lo mismo ocurre con todo aquello con lo que nos envolvemos, tanto en el cuerpo como en nuestros otros entornos. Todo ello viene luego a envolvernos en nuestros estados internos, aportándonos fluidez, o ataduras y apegos; superaciones, o impotencias. Aún más que todo esto del cuerpo y de nuestro entorno, nos condiciona en mayor manera los modos con los que tratamos a aquellos que están a nuestro lado. Así es que no debe extrañarte el interés que pongo en los modos de nuestras actitudes, palabras, gestos y estados anímicos hacia ellos.

Deseo que alcancemos a vivir estados diferentes de los que tienden los demás a buscar cuando consideran intrascendentes las actitudes internas en que consienten. Quiero ser para ti, y que tú lo seas para mí, el apoyo que precisamos, como seres sujetos a los condicionantes humanos, para alcanzar a vivir esos estados de paz interior que posibilitan amplios estados de felicidad del alma, que es donde se encuentra la realidad principal de nuestro ser encarnado, del ser que vive esta realidad física en la que nos percibimos como personas.

Para ello, algo esencial que necesitamos, es el respetar las posibilidades de cada cual, siempre que ambos estemos en esas ideas básicas de objetivos de vida, y con el afán de caminar hacia ellas. ¿ Qué tienes tú que decir acerca de todo cuanto te expreso, con lo que te comento desde mi razón y mis sentimientos? Deseo poder amarte en la manera que en mí está el amar, buscando darte de lo que concibo lo mejor para lo que más eres de ti misma, tu Ser.

Te amo ¿Te apuntas a ello, mi preciosa? ¿Te merece la pena esta opción de vida? No he sido yo quien ha establecido las Reglas, las Leyes de esta Vida. Es la propia necesidad de la Naturaleza Humana quien las ha elaborado y quien las rige. Mi papel sólo ha consistido en descubrirlas, y mi responsabilidad es el procurarles dar vida en mí y en mi entorno. ¿ Sabes dónde encuentro la razón del pedirte que me acompañes en las actitudes de Paz, sutileza y equilibrio que deseo compartir contigo ? En lo que vengo trabajando desde hace muchos años, acerca de lo que el Hombre depende de lo que se trabaje internamente la Mujer. Si él pretende ser gente de bien y eficaz en sus cometidos humanos, ella debe seguir aquellas reglas. De lo contrario, todo será desaciertos, controversias, malentendidos y sinsabores.

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