CREER EN EL HIJO DE DIOS Lección 9 para e l 29 de agosto de 2009

Nace de Dios Vence al mundo Tiene el testimonio 1ª de Juan, 5: 11ª de Juan, 5: 41ª de Juan, 5: 51ª de Juan, 5: 10 “Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios”. “Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe”. “¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?” “El que cree en el Hijo de Dios, tiene el testimonio en sí mismo”.

Creer en el Hijo significa creer de tal manera en él que llega a ser para nosotros todo lo que su nombre implica: Salvador, Señor, Ungido, nuestro Rey. Significa tener a Cristo morando en el corazón como Huésped que recibe la honra suprema.

Al creer en Jesús, se produce en nosotros un cambio de vida. A través de la obra del Espíritu Santo, abandonamos la vida antigua y nacemos a una nueva vida. Ahora somos Hijos de Dios.

Ama a Dios que le engendró (1ª de Juan, 5: 1) Ama a sus hermanos que han sido engendrados por Dios (1ª de Juan, 5: 1) Guarda Sus mandamientos (1ª de Juan, 5: 2-3) Vence al mundo (1ª de Juan, 5: 4) Al nacer de Dios, el creyente:

EL QUE CREE EN JESÚS VENCE AL MUNDO La batalla en la que hemos de vencer es espiritual, “porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes” (Efesios, 6: 12) Pero tenemos la victoria asegurada: “Vosotros, queridos hijos, sois de Dios y habéis vencido a esos falsos profetas, porque el que está en vosotros es más poderoso que el que está en el mundo” (1ª de Juan, 4: 4 NVI)

La forma de obtener la victoria: La forma de obtener la victoria: Confianza en la victoria previa de Jesús (Juan, 16: 33) Nuevo nacimiento (1ª de Juan, 5: 4) Nuestra fe (1ª de Juan, 5: 4)

El vencedor obtendrá recompensa: El vencedor obtendrá recompensa: “Al que venciere, le daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso de Dios” (Apocalipsis, 2: 7) “El que venciere, no sufrirá daño de la segunda muerte” (Apocalipsis, 2: 11) “Al que venciere, daré a comer del maná escondido, y le daré una piedrecita blanca, y en la piedrecita escrito un nombre nuevo, el cual ninguno conoce sino aquel que lo recibe” (Apocalipsis, 2: 17) “Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad sobre las naciones, y las regirá con vara de hierro, y serán quebradas como vaso de alfarero; como yo también la he recibido de mi Padre; y le daré la estrella de la mañana” (Apocalipsis, 2: 26-28)

El vencedor obtendrá recompensa: “El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles” (Apocalipsis, 3: 5) “Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí; y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi Dios, y mi nombre nuevo” (Apocalipsis, 3: 12) “Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono” (Apocalipsis, 3: 21)

“Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo. El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida” 1ª de Juan, 5: 11-12

¿Cuántos testigos deben dar el testimonio? Según la ley mosaica, el testimonio de un solo testigo no tenía valor judicial. Se necesitaba el testimonio de dos o tres testigos. “No se tomará en cuenta a un solo testigo contra ninguno en cualquier delito ni en cualquier pecado, en relación con cualquiera ofensa cometida. Sólo por el testimonio de dos o tres testigos se mantendrá la acusación” (Deuteronomio, 19: 15) Juan nos dice quiénes son estos tres testigos. Juan nos dice quiénes son estos tres testigos.

1ª de Juan, 5: 7-8 NVI Tres son los que dan testimonio, y los tres están de acuerdo: Tres son los que dan testimonio, y los tres están de acuerdo:

“Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí” (Juan, 15: 26) En el bautismo, Jesús fue ungido para su misión y fue públicamente reconocido por Dios mismo como su Hijo amado. A través del sacrificio expiatorio en la cruz, la sangre de Jesús nos proporciona vida eterna. Los tres testigos tienen un mismo propósito: testificar de la divinidad de Cristo para que los hombres crean en él y sean salvos Los tres testigos tienen un mismo propósito: testificar de la divinidad de Cristo para que los hombres crean en él y sean salvos

El cuarto testigo: Juan, 15: 27 Cada uno de nosotros somos un testigo que debe dar testimonio al mundo de que solo en Jesús se obtiene vida eterna. “Y vosotros daréis testimonio también, porque habéis estado conmigo desde el principio” “Y vosotros daréis testimonio también, porque habéis estado conmigo desde el principio”