“¡Sabe más el diablo por viejo que diablo!” 199 seg. (M.Bosé) “¡Sabe más el diablo por viejo que diablo!” Miguel-A.

Al llegar a sus 50 años, una mujer decide rejuvenecerse con una operación de cirugía plástica. Gasta 15.000 euros, pero se siente satisfecha consigo misma al ver los resultados.

Al salir del hospital y de regreso a casa, la mujer se detiene en un kiosco de prensa, para comprar una revista. Después de ser atendida, antes de retirarse, le dice al vendedor. - Espero que no se moleste si le pregunto cuántos años me calcula. - ¡Unos 32, más o menos! -responde el kiosquero. - ¡No! Exactamente tengo 50 años -contesta, muy feliz, la mujer, por ser calculada más joven de cuanto era.

Poco después, la mujer entra en un local de McDonald's, y le hace la misma pregunta a la camarera. - Por favor, señorita, ¿cuántos años cree usted que tengo?. - Yo diría que alrededor de 29 -responde la chica. - ¡No! Tengo 50 -replica la mujer con una amplia sonrisa.

A continuación, se detiene en un supermercado A continuación, se detiene en un supermercado. Ya, la mujer se siente encantada consigo misma. Y realiza a la cajera la misma pregunta: - ¿Cuántos años me calcula usted?. - ¡Oh, yo diría que unos 30!. - ¡Tengo 50, pero muchas gracias! -replica la mujer, orgullosamente.

Ya en la parada del autobús, de regreso a casa, le hace la misma pregunta a un anciano de aspecto inofensivo, que también está esperando. - Señorita -responde el anciano-, yo ya tengo 78 años, y mi visión es muy pobre. Sin embargo, recuerdo que cuando era joven, tenía un método infalible para averiguar la edad de una mujer. Tal vez le parezca muy atrevido, pero se necesitaría que usted me dejara tocarle las tetas. Sólo de esa manera, podré decirle con total exactitud cuántos años tiene.

La mujer sonríe, e ignora las palabras del anciano La mujer sonríe, e ignora las palabras del anciano. Cambian de tema de conversación, y siguen esperando en la calle vacía. Hasta que ya no puede más con su curiosidad. Está oscuro... No hay nadie... Y según su reloj, el autobús aún va a tardar 10 minutos en llegar. Y de repente, desabrochándose la blusa, le dice al anciano: - ¡Qué diablos! ¡A ver, aplique aquí su método!.

El anciano coloca sus manos bajo la blusa, y empieza a palpar muy despacio y suavemente. Levanta cada pecho y, delicadamente, aprieta varias veces cada pezón. Después de tres minutos realizando pruebas, la mujer le apremia: - ¡Está bien! ¿Cuántos años tengo?. - Señorita -responde tras dar un último toque a los pechos-, ¡usted tiene 50 años!. - Realmente, es increíble, ¿Cómo lo ha acertado?. - Señorita, ¡ése es mi secreto, y si los secretos se cuentan, dejan de ser secretos!.

Seguramente has quedado tan sorprendido, como yo, por la eficacia del método del anciano... cuya exactitud supera la de cualquier prueba científica moderna... ni la genética... ni las pruebas de ADN pueden aportar tales datos. No es necesario que des vueltas a la cabeza: El propio anciano te revelará su secreto tras un click en a tecla verde. Secreto del anciano

¡Yo estaba en el kiosko, detrás de la mujer, aguardando mi turno para comprar el periódico, cuando preguntó al kiosquero sobre su edad, y dio ella misma la respuesta!.