Ámate a ti misma, como Cristo te ama “ ¿A dónde podría ir, lejos de tu espíritu? ¿A dónde huiría?, lejos de tu presencia?” Salmo 139:7 Ámate a ti misma, como Cristo te ama

Existen muchos momentos en la vida, en que te sientes invadida por fuerzas internas, fuerzas mayores; las cuales te producen una sensación de inestabilidad contigo misma. Cuando la inseguridad toca a la puerta de tu mente y tu espíritu, tienes el impulso de ignorar lo que te acongoja y te aqueja.

Puesto que no te tomas el tiempo para indagar lo que hay en tu corazón, paulatinamente te alejas de la importancia de ser tú misma. Y muchas veces, tu propia incapacidad para encontrar descanso a tus problemas, hace que vivas ignorando a tu propio ser al convertirte en un ser desanimado y triste. No te das cuenta de que la infelicidad que reina en tu vida, es porque no te incluyes a ti misma en la lista de: “seres importantes a cuidar.”

Cuando esto sucede, no estás tomando en serio los pormenores, que te mantendrán mental y emocionalmente abastecida de luz interna: que es la luz emacipadora de Dios. Muchas veces, cuando la apatía irrumpe con poder en tu vida, todo tu ser se extravía en su propia con- goja. Tu cuerpo sufre, tu alma muere, cuando le envías mensajes negativos a tu corazón y a tu mente.

Existe un gran sorteo dentro de ti, cuando no sabes decidir lo que es mejor para tu persona. Desafortunadamente, le das prioridad a los problemas ajenos y te olvidas de mantener la alegría, que es símbolo de gratitud y concordancia con Dios. De manera que te equivocas, al almacenar en tu alma, una falsa alegría, que es un gozo temporal y que a la vez, no es lo que deseas.

Al comenzar a amarte a ti misma, romperás el vacío en donde se es- conde la indiferencia hacia tu propio ser. Entonces, empezarás a observar la belleza interior que posees, la que se oculta dentro, la que no desea salir a la luz, por temor y falta de amor propio. Si supieras que la hermosura del alma, es más sublime que el atractivo físico que adorna tu cuerpo, no tardarías en dar la bienvenida a esa mujer honda que vive en ti, la que quiere salir de su guarida oscura e inaccesible.

ser, que es a la vez, la unión y comunión con Cristo Jesús. Si te detuvieras a pensar, que la fragancia de Cristo que habita en ti, resalta en medio de la multitud, no pensarías dos veces, el estar en comunión con tu ser, que es a la vez, la unión y comunión con Cristo Jesús. ¡Cuántas mujeres has conocido, que habrán ganado un concurso de belleza! Mujeres hermosas que disfrutan de su belleza y de los halagos de los demás. Sin embargo, de que les sirve tener múltiples encantos, si su belleza interior brilla por su ausencia y se pierde al contacto con la brisa.

¡Por eso, ámate a ti misma, escucha el sonido de tu corazón! se la más bella flor del jardín más importante: tú misma. En Cristo Jesús, podrás ver dentro de ti, a esa mujer maravillosa, la que reside en el fondo de tu alma, la que desea amarse como Cristo la ama a ella. Editado para el periódico “En USA News” Columna: Mujer Nueva - Junio 2008

su cuerpo se renovará como la hierba.” Isaías 66:14 “Cuando ustedes vean esto, su corazón se alegrará; su cuerpo se renovará como la hierba.” Isaías 66:14

Libro de apoyo y crecimiento espiritual para la mujer en Cristo. Noris Capín www.brisauniversal.com noris@brisauniversal. com