24 marzo LA FIDELIDAD LIBERA Bendito eres, Señor, Dios de nuestros padres: a ti gloria y alabanza por los siglos. Bendito tu nombre, santo y glorioso: a él gloria y alabanza por los siglos. (Dn 3, 52)
Nunca me abandonas Con la resurrección de Cristo se eliminan las tinieblas, se aclara el camino, volvemos a ver las cosas de colores. La resurrección del Señor es la luz que alumbra el mundo.
La luz de Cristo convoca a las personas a un encuentro con Él, nos calienta el corazón, nos ilumina para que sepamos discernir nuestros caminos y opciones en la vida.
La luz que nos regala Jesús nos quita la ceguera y nos devuelve la visión, nos derrumba los muros que tenemos delante de nosotros. En definitiva la luz de Cristo nos llama a que nosotros seamos la luz del mundo y miremos con los ojos de Dios.
Oración Señor, ten compasión de mí. Aunque no me mires, quédate conmigo, Señor. Aunque no me respondas, déjame que te hable. Aunque no lo merezca, ten compasión de mí. Gracias, Señor, porque nunca me abandonas.