La Eucaristía y Santa Faustina. unidosenelamorajesus@gmail.com Clic para pasar

En diversas partes de su Diario, Santa Faustina aborda el tema de la Santa Eucaristía.

“Quiero decirte, sin embargo, Jesús le dijo: “Quiero decirte, sin embargo, que la vida eterna debe iniciarse ya aquí en la tierra a través de la Santa Comunión. Cada Santa Comunión te hace más capaz para la comunión con Dios por toda la eternidad”.

Me ves en este cáliz". Durante la Santa Misa vi a Jesús pequeñito, en un cáliz y me dijo: "Vivo en tu corazón tal como Me ves en este cáliz".

y después de la Santa Comunión volví enseguida a mi soledad. De repente vi al Señor que me dijo: "Debes saber, hija Mía, que Me es agradable el ardor de tu corazón y como tú deseas ardientemente unirte a Mí en la Santa Comunión, así también Yo deseo donarme entero a ti y en recompensa de tu celo, descansa junto a mi Corazón".

En aquél instante mi espíritu se ha sumergido en su Ser, como una gota en el océano sin fondo, me sumerjo en Él como en mi único tesoro.

Y me ha repetido estas palabras: He visto con qué renuencia ha ido Jesús a algunas almas en la Santa Comunión. Y me ha repetido estas palabras: "Voy a algunos corazones como a otra Pasión". (son los corazones de las almas que se encuentran en pecado)

De ella tomo fuerza, en ella está mi fortaleza. Me veo tan débil que si no tuviera la Santa Comunión, caería continuamente; una sola cosa me sostiene y es la Santa Comunión. De ella tomo fuerza, en ella está mi fortaleza. Temo la vida si algún día no recibo la Santa Comunión. Tengo miedo de mí misma. Jesús oculto en la Hostia es todo para mí. Del tabernáculo tomo fuerza, poder, valor, luz; es aquí donde busco alivio en los momentos de tormento. No sabría como glorificar a Dios si no tuviera la Eucaristía en mi corazón.

De verdad, temo el día en que no reciba la Santa Comunión. Cuando mis fuerzas empiecen a disminuir, entonces la Santa Comunión me sostendrá y fortalecerá. De verdad, temo el día en que no reciba la Santa Comunión. Mi alma recibe una fuerza admirable de la Santa Comunión. ¡Oh Hostia viva, luz de mi alma!

Oh Hostia Viva, mi única Fortaleza, Fuente de Amor y de Misericordia, abraza al mundo entero, fortifica a las almas débiles. Oh, bendito sea el instante y el momento en que Jesús nos dejó su misericordiosísimo Corazón.

Mi corazón es atraído allá donde mi Dios se oculta, Donde permanece con nosotros día y noche, Envuelto en una Hostia blanca, Dirige el mundo entero, se comunica con las almas. Mi corazón es atraído donde mi Señor se oculta Donde [está] su amor anonadado, Pero mi corazón siente que allí esta el agua viva, Mi Dios vivo, aunque oculto detrás de un velo.

Después de esta noche de sufrimientos, cuando el sacerdote entró en la celda con el Señor Jesús, un ardor tan grande envolvió todo mi ser que sentía que si el sacerdote hubiera tardado un momento más, Jesús Mismo habría escapado de su mano y habría venido a mí. Después de la Santa Comunión el Señor me dijo: "Si el sacerdote no Me hubiera traído a ti, Yo mismo habría venido bajo la misma apariencia. Hija mía, tus sufrimientos de esta noche han obtenido las gracias de la misericordia para un gran número de almas".

El momento más solemne de mi vida es cuando recibo la Santa Comunión. Anhelo cada Santa Comunión y agradezco a la Santísima Trinidad por cada Santa Comunión.

Si los ángeles pudieran envidiar, nos envidiarían dos cosas: primero, la Santa Comunión y segundo, el sufrimiento.

Todo lo bueno que hay en mí es gracias a la Santa Comunión, le debo todo. Siento que este sagrado fuego me ha transformado totalmente. Oh, cuánto me alegro de ser Tu morada, oh Señor; mi corazón es un templo en que permaneces continuamente...

Oh Jesús oculto, en Ti está toda mi fuerza. Ya en los años más tempranos, Jesús en el Santísimo Sacramento me ha atraído hacia Sí. A partir de aquel día hasta hoy mi amor al Dios oculto ha crecido hasta alcanzar la más estrecha intimidad. Todo el poder de mi alma procede del Santísimo Sacramento. Todos los momentos libres los paso conversando con Él; Él es mi Maestro.

Al recibir la Santa Comunión, tuve un conocimiento más profundo del Padre celestial y de su paternidad para con las almas. Hoy vivo de la adoración de la Santísima Trinidad. Agradezco a Dios por haberse dignado adoptarnos, por medio de la gracia, como a sus hijos.

Solamente en la eternidad conoceremos qué gran misterio realiza en nosotros la Santa Comunión. ¡Oh son los momentos más preciosos de mi vida!

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