Himno #300 Ni fama, ni ciencia Himno #300 Ni fama, ni ciencia
1. Ni fama, ni ciencia, ni ni honor o riqueza, del negro pecado me pueden librar. La sangre de Cristo es mi sola esperanza, tan sólo su muerte me puede salvar. 1. Ni fama, ni ciencia, ni ni honor o riqueza, del negro pecado me pueden librar. La sangre de Cristo es mi sola esperanza, tan sólo su muerte me puede salvar.
Coro Tan sólo pudo redimirme el amante Salvador; fue con su sangre tan preciosa como Cristo me salvó. Coro Tan sólo pudo redimirme el amante Salvador; fue con su sangre tan preciosa como Cristo me salvó.
2. Ni fama, ni ciencia, ni honor o riqueza podrían brindarme la paz del Señor. La sangre de Cristo es mi sola esperanza, tan sólo su muerte me quita el temor. 2. Ni fama, ni ciencia, ni honor o riqueza podrían brindarme la paz del Señor. La sangre de Cristo es mi sola esperanza, tan sólo su muerte me quita el temor.
Coro Tan sólo pudo redimirme el amante Salvador; fue con su sangre tan preciosa como Cristo me salvó. Coro Tan sólo pudo redimirme el amante Salvador; fue con su sangre tan preciosa como Cristo me salvó.
3. Ni fama, ni ciencia, ni honor o riqueza mi pena profunda me pueden quitar.La sangre de Cristo es mi sola esperanza; el gozo divino disipa el pesar. 3. Ni fama, ni ciencia, ni honor o riqueza mi pena profunda me pueden quitar.La sangre de Cristo es mi sola esperanza; el gozo divino disipa el pesar.
Coro Tan sólo pudo redimirme el amante Salvador; fue con su sangre tan preciosa como Cristo me salvó. Coro Tan sólo pudo redimirme el amante Salvador; fue con su sangre tan preciosa como Cristo me salvó.
4. Ni fama, ni ciencia, ni honor o riqueza mi entrada a los cielos podrían comprar. La sangre de Cristo es mi sola esperanza, con ella podré mi rescate pagar. 4. Ni fama, ni ciencia, ni honor o riqueza mi entrada a los cielos podrían comprar. La sangre de Cristo es mi sola esperanza, con ella podré mi rescate pagar.
Coro Tan sólo pudo redimirme el amante Salvador; fue con su sangre tan preciosa como Cristo me salvó. Coro Tan sólo pudo redimirme el amante Salvador; fue con su sangre tan preciosa como Cristo me salvó.