“La política al desnudo” Miguel-A. 123 seg. (Nuevo Mester)

Coincido con Wiston Churchil en que “la democracia es el menos malo de los sistemas de gobierno”. Lo dicho en esa frase, no quiere decir que sea perfecta y no pueda mejorase... y mucho menos que no pueda criticarse en cuanto a la puesta en escena. Y en ese aspecto, concuerdo, al cien por cien, con el chiste gráfico de la portada. El “.pps” original que sirve de base a mi versión, aparte de estar ambientado en otra nación, tiene claro color partidista al ubicar ambos políticos en un mismo partido. En mi versión he querido repartir “balones” para no herir la ideología personal de cada lector. Sí critico la actitud, generalizada, de los políticos.

El viejo cura, famoso por su integridad y toda su vida dedicada al servicio a los pobres, agonizaba en el hospital. - Quiero ver a los líderes de los dos partidos políticos mayoritarios. - ¡Uy, D. Lucas, creo que usted pide demasiado! ¡A esa gente le importa un rábano su persona! -respondió la enfermera. - ¡Es igual... quiero verlos antes de morir!. Y la enfermera, movida por las palabras del moribundo cura, envío una nota a su tío, que ocupaba el cargo de Presidente del Congreso de los Diputados.

El Presidente del Congreso pasó la nota a los representantes de ambos partidos mayoritarios. Al principio, en ambos partidos, aquella petición les causaba risa. ¡Que un viejo cura, cura además, pretendiera ver, en su lecho de muerte, a los líderes de ambos partidos mayoritarios! Pero, como D. Lucas era muy popular entre los pobres, ambos partidos comenzaron a mirarse con recelo. Tenían miedo de que el adversario se fotografiara en solitario con el moribundo. Hasta aquella hipotética foto podía inclinar la balanza en las elecciones. Por ello, se pusieron de acuerdo en ir ambos a la vez.

- No sé -les dijo la enfermera a su llegada-. ¡Si hubieran venido hace una semana, cuando les avisé...! D. Lucas ya no abre los ojos, y apenas puede hablar. Pero pasen. Veremos qué puede hacerse. La enfermera explicó a D. Lucas la importante visita. Y éste musito unas palabras ininteligibles. - Creo que ha dicho que le cojan ambas manos... Uno a la derecha y otro a la izquierda -tradujo la enfermera. Así lo hicieron, al tiempo que una nube de flashes recogía la instantánea para la prensa. Pero D. Lucas ya estaba muy débil, y falleció sin decir más.

Durante días, los periódicos, junto a las fotos, editaron artículos con titulares similares a éste: “El cura de los pobres se llevó el secreto a la tumba”. Y desarrollaban una historia en base a que D. Lucas, cura de los pobres, había convocado a los líderes de los partidos mayoritarios para contarles un secreto... Pero que, no obstante, la petición había sido realizada demasiado tarde. Los políticos, siempre abiertos al sentir ciudadano, habían llegado a tiempo, pero el cura ya no pudo articular palabra”. Y finalizaban: “¡Nunca sabremos el secreto de D. Lucas! Se lo llevó a la tumba”.

Poco tiempo después, entre los objetos personales de D. Lucas, se encontraba una nota manuscrita donde podía leerse: “Durante toda mi vida he intentado ser fiel a la enseñanzas de Jesucristo. También al final de mi vida me gustaría morir como mi maestro: Entre dos ladrones mentirosos”.

¡¡Amen!!