La descendencia de Abraham Estudiamos hoy Gálatas 3,15-29. Pablo nos ha hablado en la sección anterior (Ga 3,6-8) de Abraham, y nos ha dicho dos cosas: Abraham recibió la justicia por la fe. Por la fe las naciones reciben la bendición de Abraham

La descendencia de Abraham La promesa hecha a Abraham hablaba de una gran descendencia como las estrellas del cielo (Génesis 15,5). Pero Pablo dice que la descendencia de Abraham en realidad es sólo una: Cristo (Ga 3,16).

Abraham mejor que Moisés La descendencia de Abraham (Cristo) recibe una promesa que es mejor que la ley. Pablo da varias razones para mostrar la superioridad de la promesa:

Las ventajas de la promesa: La promesa a Abraham vino mucho antes que el pacto con Moisés, y no es invalidada por ese pacto (Gn 3,15.17) La promesa a Abraham es incondicional, y no dependía de que se guardaran o no las normas (Ga 3,18). La promesa a Abraham fue dada directamente por Dios, sin mediadores (Ga 3,19) Las promesa es para vida, y la ley no nos puede dar vida (Ga 3,21).

¿Para qué sirve la ley? Si la promesa viene por la fe de Abraham, entonces uno se pregunta por qué Dios hizo un pacto con Moisés. Pablo da las siguientes razones:

Utilidad de la ley La ley fue dada a causa de las trasgresiones (Ga 3,19). Es decir, sirve para conocer el pecado (Ro 3,20). La ley nos muestra encerrados bajo el pecado y necesitados de liberación (Ga 3,22-24). La ley es un ayo que nos cuida hasta que vino Cristo. Entonces ya no se necesita ayo (Ga 3,24-25).

¿Qué es un ayo? El “ayo” o “pedagogo” era el esclavo que cuidaba a los niños, los llevaba a la escuela, los vigilaba y los castigaba.

¿Para quién es la promesa? Pablo ha dicho que la descendencia de Abraham es uno solo: Jesús. ¿Y qué pasa entonces con nosotros? La respuesta es sencilla: si estamos unidos a Jesús, somos también parte de la descendencia (Ga 3,26-29).

Uno en Cristo “No hay judío ni griego, no hay esclavo ni libre, no hay hombre ni mujer, porque todos sois uno en Cristo Jesús. Y si sois de Cristo, entonces sois descendencia de Abraham, y herederos según la promesa” (Ga 3,28-29)

Ojo: No hay promesas, ni bendiciones, ni ser descendencia de Abraham, ni ser hijos de Dios, ni unidad de la iglesia si no estamos personalmente unidos a Jesús. La fe no es cosa de un día en el pasado, sino de todos los días: vivir en el primer amor.

Continuará… Estos estudios se pueden encontrar en : www.anabautistas.org