La fraternidad es el amor recíproco, la tendencia que conduce al hombre a hacer para los demás lo que él quisiera que sus semejantes hicieran para él. Todo acto de egoísmo es violación de la fraternidad. La fraternidad humana y la libertad son los únicos correctivos que hay que oponer a las enfermedades del organismo humano que conducen a lo que se llama crimen.

Yo deseo llevar a cabo la fraternidad o identidad no sólo con los seres llamados humanos, sino que quiero llevar a cabo la identidad con toda la vida. El cristiano debe amar a los demás, y por tanto, respetar las opiniones contrarias a las suyas, y convivir con plena fraternidad con quienes piensan de otro modo. Sólo el egoísmo tiene patria. ¡La fraternidad no la tiene!

La fraternidad de los hombres no puede tener más fundamento que la conciencia de la común paternidad de Dios. Estoy tratando desde mi lugar de subrayar la verdadera fraternidad entre los hombres. Yo he nacido castellano; mas doquiera que me he visto, soy cristiano, y como Cristo prediqué fraternidad.

La fraternidad es, no hay duda, la base de toda sociedad, la condición primera para el progreso social, pero no el progreso. Lo hace posible, le suministra los elementos indispensables, pero no lo define. No se puede promover la fraternidad y el progreso de la humanidad promoviendo e incitando al odio de clases. Protégeme, que yo te protegeré.

Los que no aman a sus semejantes tienen una vida estéril. Hemos aprendido a volar como los pájaros, a nadar como los peces, pero no hemos aprendido el arte de vivir juntos, como hermanos. No sabrás todo lo que valgo hasta que no pueda ser junto a ti todo lo que soy.

Hemos venido a este mundo como hermanos; caminemos, pues, dándonos la mano y uno delante de otro. Uno a uno, todos somos mortales. Juntos, somos eternos. Siempre se debe preferir el bien general al particular. Nuestro beneficio particular no debe tomarse en cuenta cuando se trata del bien común.

La verdadera seguridad se halla más bien en la solidaridad que en el esfuerzo individual aislado. Los naturalistas han observado que una pulga lleva sobre su cuerpo otras pulgas más pequeñas, que a su vez alimentan a otras pulgas más diminutas. Y así, hasta el infinito. Hemos venido a este mundo como hermanos; caminemos, pues, dándonos la mano y no uno detrás del otro.

El cristiano debe amar a los demás, y por tanto, respetar las opiniones contrarias a las suyas, y convivir con plena fraternidad con quienes piensan de otro modo. La fraternidad humana y la libertad son los únicos correctivos que hay que oponer a las enfermedades del organismo humano que conducen a lo que se llama crimen. No se puede promover la fraternidad y el progreso de la humanidad promoviendo e incitando al odio de clases.

La fraternidad es el amor recíproco, la tendencia que conduce al hombre a hacer para los demás lo que él quisiera que sus semejantes hicieran para él. Todo acto de egoísmo es violación de la fraternidad. Uno a uno, todos somos mortales. Juntos, somos eternos.