21 de Abril de 2013

4º DOMINGO DE PASCUA Evangelio: Juan 10, 27-30

4º DOMINGO DE PASCUA Evangelio: Juan 10, Un Pastor para todos y para que, a los que les corresponda, actúen como él

El Texto En aquel tiempo, Jesús dijo: “Mis ovejas escuchan mi voz, yo las conozco y ellas me siguen.

El Texto Yo les doy Vida eterna: ellas no perecerán jamás y nadie las arrebatará de mis manos.

El Texto Mi Padre, que me las ha dado, es superior a todos y nadie puede arrebatar nada de las manos de mi Padre.

El Texto El Padre y yo somos una sola cosa". Palabra del Señor

En nuestros tiempos y en nuestras ciudades es muy difícil que podamos ver pastores con sus ovejas

Hoy a nadie le agrada la idea de formar parte de un rebaño

Estos personajes son una imagen clásica de nuestro Antiguo Testamento para expresar las relaciones entre Dios y su Pueblo

Por eso, para poder entender y aplicar contemporáneamente este mensaje fijémonos en qué contexto está dicho.

Cuando a Jesús los judíos le preguntan sobre su identidad él se describe a sí mismo de forma concreta, con acciones verificables:

«Las obras que hago en nombre de mi Padre dan testimonio de mí» (Juan 10,25)

Pero reconoce que eso a ellos no les basta porque no son ovejas de su rebaño

Especifica que a las que sí considera sus ovejas «las conozco y ellas me siguen»

es decir, no son identificables por el lugar donde nacen o el credo al que adscriben o cualquier otra membresía formal

porque los y las auténticamente suyos son aquellos a “los que conoce” lo que significa “los que él ama” en lenguaje de la Biblia

y, como sabemos que su amor nos abarca a todos, el filtro está puesto en la segunda condición:

de entre todos los que ama optan por pertenecer a su rebaño sólo quienes “le siguen”

lo que en las Escrituras se entiende como aceptar y vivir las enseñanzas de un maestro

Antes de seguir, acojamos una palabras dichas por Yavé-Dios, por intermedio de un profeta:

«Porque mis ovejas han sido expuestas a la depredación y se han convertido en presa de todas las fieras salvajes…

…porque mis pastores no cuidan a mis ovejas por eso, así habla el Señor: Aquí estoy yo contra los pastores

Yo buscaré a mis ovejas para quitárselas de sus manos, Yo mismo voy a buscar mi rebaño y me ocuparé de él

Buscaré a la oveja perdida, haré volver a la descarriada, vendaré a la herida y curaré a la enferma. Yo las apacentaré con justicia (Ezequiel 34, 8-16)

Jesús, entonces, para no dejar duda acerca de quién es, usa la imagen del pastor protector…

rescatando un texto profético que les hace mucho sentido a quienes lo escuchan en ese momento

y provocador, como suele ser, (para la mentalidad de las autoridades religiosas)

se pone en el mismo lugar de Dios en aquella profecía

ya que tiene conciencia de que ya que tiene conciencia de que «El Padre y yo somos una sola cosa»

Entonces, los señala a ellos como los pastores que han descuidado y hasta maltratado a sus ovejas

por lo que él se hará el Buen Pastor de este rebaño

porque lo necesitan y porque su amor es tan grande que lo desborda

La imagen de pastor, además, es expresiva de lo que alguien puede y debe hacer por otro para ofrecerle bienestar y calidad de vida

Por eso es perfecta para hablar de la relación entre Jesús y nosotros

Y se traduce en este caso, en que a sus ovejas les (nos) dará seguridad:

«Yo les doy Vida eterna: no perecerán jamás y nadie las arrebatará de mis manos»

afirmados en la confianza de tener el respaldo de Dios mismo:

« Mi Padre, que me las ha dado, es superior a todos y nadie puede arrebatar nada y nadie puede arrebatar nada de las manos de mi Padre»

Como Jesús es nuestro modelo, debemos buscar cómo nos aplicamos estos conceptos a nosotros mismos

Casi todos tenemos personas a nuestro cargo porque somos padres, jefes o supervisores, o presidentes de alguna organización…

o coordinadores o animadores pastorales, o catequistas…

En cualquier caso, nuestra misión como pequeños pastores de nuestro pequeño rebaño

es también “buscar a la oveja perdida, hacer volver a la descarriada”

rescatando amorosamente a todo aquel o aquella que se ha alejado dolorido/a, defraudado/a o escandalizado/ a

“vendar a la herida y curar a la enferma”

sanando las heridas del alma ofreciendo y pidiendo perdón

y también las del cuerpo buscando aliviar necesidades concretas como el hambre o la cesantía poniendo todo lo que esté de nuestra parte para esto

Y “apacentarlas con justicia”:

asumiendo nuestras responsabilidades en el estilo de Jesús quien está a la cabeza porque antes se puso a los pies

ya que lo justo en el Reino es que el encargado es quien está al servicio de los demás y para el bienestar de los demás

buscando crear relaciones fraternales entre ellos

y también de ellos con quien está a la cabeza, el “pastor” o la “pastora” que ha sido puesto/a ahí por el Señor de la Vida y del Amor

Señor: danos buenos pastores; y haznos buenos pastores, cuando así sea necesario. Así sea.