¿Estas sufriendo por tener una grave lesión física o enfermedad, y piensas que nadie puede comprender tu sufrimiento?... Entonces este mensaje es para ti.

Este es mi periquito australiano, quien me inspiró a escribir lo que vas a leer

Lo llamamos "Enanito", duerme cerca de mi cama donde cuenta con una repisa donde están su agua y su comida. Cuando se siente mal o quiere algo, vuela a nuestros brazos. Parece que hiciera gestos tratando de comunicarse con nosotros; nos esforzamos en comprender lo que quiere, pero no siempre podemos hacerlo. Tiene sus juguetes, vuela por toda la casa y cuando algo le molesta se refugia en mi dormitorio.

Quiero hacerte comprender que, aún cuando uno se esfuerza para entender a alguien diferente a nosotros, no podemos lograrlo en su totalidad; médicos, personal de enfermería y terapistas, por mucho que hayan estudiado y por más buena voluntad que tengan para ayudar, no van a poder entendernos completamente.... Recuerda que antes, tampoco Tú comprendías el sufrimiento y las necesidades de una persona hospitalizada, con muletas o en silla de ruedas.... Fuiste indiferente, pasaste sin ayudar porque no entendías a éstas personas….

Antes de mi accidente (fue el año 1998) iba a los gimnasios, conducía vehículos, me gustaba viajar, era independiente en mi trabajo y me encantaba pasear en motocicleta; antes no había sido paciente de un hospital. Sin embargo, permanecí internado en uno de ellos por diez meses (entre el departamento de neurocirugía y el centro de rehabilitación).

Te digo esto, porque pasé por todo lo que tú estás pasando ahora Te digo esto, porque pasé por todo lo que tú estás pasando ahora. Tengo lesión medular completa en la cuarta cervical, soy tetraplégico. Antes del accidente podía levantar con un brazo una mancuerna de 12 kilos, ahora ni siquiera puedo llevarme una cuchara de alimentos a la boca.... Otros me dan de comer. www.esperanzasinlimites.org

Cuando estuve hospitalizado esperaba la muerte como la mejor solución y no sucedió. Muchas veces lloré pensando que ya todo había terminado. Mi familia sufría, ya no había dinero, faltaban medicinas, los dolores físicos en mi cuello y hombros eran terribles; la terapia era una tortura. Alguien me dijo: “Ahí donde te duele es porque ha quedado alguna comunicación con tu cerebro, trabaja intensamente en tus terapias y vas a lograr movimientos”. No me acobardé, así lo hice y en verdad así ocurrió.

Tampoco estaba conforme con el trato que me daban los médicos y las enfermeras. Luego entendí que, hacían lo que podían, pero jamás iban a comprenderme completamente. Por lo tanto, mi gran reto era aceptar lo sucedido, informarme y aprender todo sobre mi nuevo estado físico y necesidades para comunicar a otros como ayudarme a vivir. Sobre todo… debía tener mucha paciencia para con los demás….

Muchas situaciones eran difíciles y me parecieron pruebas para aprender a ser paciente. El dolor, los mareos, las disrreflexias, el malestar por la dificultad de digerir la comida y respirar bien, las infecciones urinarias... era una batalla que tenía que pelear diariamente en mi propio cuerpo. ¡¡Me ayudaban – pero no era suficiente!!

Otra lucha era con los pensamientos Otra lucha era con los pensamientos. Tuve que aprender a dejar el pasado en su lugar, a aceptar el presente con valentía y, a prepararme, aprendiendo todo lo que podía sobre mi cuerpo, para tener un mejor futuro. Perdía la paciencia con mucha facilidad; no obstante, comprendí que este comportamiento hacía sufrir a quienes me ayudaban y si continuaba con esta actitud, me iba a quedar solo y sin ayuda….

El cambio, de ver la vida de otra manera, ha hecho que ahora tenga una esposa, muchos amigos y a pesar de la enorme dificultad que tengo para movilizarme, aún puedo trabajar. Mi página personal: www.esperanzasinlimites.com

Leyendo la historia antigua de Roma, supe del terrible sufrimiento de ser azotado y luego crucificado con la espalda lacerada y sangrante. Se agonizaba de dolor al respirar, esto le ocurrió a Jesucristo. Estuvieron dos ladrones crucificados a su lado; uno de ellos, a pesar del sufrimiento, no logró darse cuenta que tenía la oportunidad de ser bendecido y recibir la vida eterna…. -se burló de Él- (Lucas 23:37-43). El otro, reflexionando, le increpó diciéndole: “Nosotros sufrimos esto porque lo merecemos, pero Él es inocente”. Lo reconoció de todo corazón y con humildad clamó misericordia, el resultado de todo esto es que recibió el perdón y la vida eterna. <Aprovechó la única oportunidad que tuvo para ser justificado>

Yo hice lo mismo, siendo pecador, conocí a Jesucristo Yo hice lo mismo, siendo pecador, conocí a Jesucristo. Entregué mi vida a El antes del accidente. Por eso, nunca estuve solo en mi lucha por vivir. No ha sido cuestión de suerte, fui bendecido por El Altísimo. Te invito a hacer lo mismo, ¡Entrégale tu vida, con todas tus heridas y angustias, a Jesucristo! Él nos comprende, porque nos Ama y murió en nuestro lugar para el perdón de nuestros pecados – no por que lo merezcamos o hayamos hecho algo para lograrlo, – sino por su infinita gracia y misericordia.

¿Anhelas conocer ese gran amor, saber que tus pecados han sido perdonados y tienes vida eterna? ¡No pierdas tu oportunidad! “Mas Dios muestra Su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” (Romanos 5:8). “La dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro” (Romanos 6:23). <<La salvación es un regalo de Dios, si esperas más tiempo, podría ser muy tarde>>. Sólo por medio de Jesucristo puedes obtener el perdón de tus pecados, la comunión con Dios y el regalo de la vida eterna.