Cuando VEAS un corazón caído, sin fuerzas, arrinconado y maltrecho en la cuneta del mundo por aquellos que pasan por la vida “pisando vidas”...
...y DECIDAS levantarlo, y curar sus “heridas”, habrás hecho una cosa buena.
Pero si no te conformas con esto, y quieres ACOMPAÑARLE para que recobre su sitio en la vida, su dignidad arrebatada...
DESCUBRIRÁS que tu corazón y el suyo se engrandecen cuando se comparte la vida... Y lo que parecía imposible, se hace posible: los corazones caídos recobran su DIGNIDAD.
No tenemos en nuestras manos las soluciones para los problemas del mundo. Pero frente a los problemas del mundo, tenemos nuestras manos.