Disfunciones sexuales masculinas Se dan cuando sentimientos como el miedo o la cólera aminoran el deseo sexual, o bien alteran los reflejos genitales que producen la excitación y el orgasmo. Es imposible (bilógicamente) tener miedo y gozar al mismo tiempo, ya que este miedo pone en marcha reflejos que priorizan cualquier otra cosa e interfieren sobre aquellos que determinan la erección y el orgasmo. Por lo tanto, el temor determina cambios físicos en el cuerpo. Pueden ser temores superficiales, como “No tendré una erección hoy de noche”, o más profundos como sentir culpabilidad por el placer sexual o experiencias pasadas desgraciadas.

Aquellos que conozcan sus propios sentimientos estarán en ventaja en cuanto que podrán hacer algo para cambiarlas. Las emociones pueden perturbar la totalidad de la respuesta sexual, o sólo una o dos de sus tres fases: el deseo sexual, la excitación y el orgasmo.

Problemas de la fase de deseo El deseo es una necesidad normal que no debe ser inexistente durante períodos largos de tiempo. Puede ser más intenso en algunas épocas que en otras. Disminuye cuando el sujeto está inmerso en determinadas actividades como el deporte o el estudio, y aumenta cuando, por ejemplo, se encuentra frente a una chica que le resulta atractiva.

Es un trastorno cuando el deseo sexual es tanto que la sexualidad se convierte en una obsesión. Este estado se llama “DonJuanismo”. Pero, un instinto sexual excesivo es tan poco frecuente que se considera una curiosidad médica. Algunos nunca sienten necesidades sexuales, otros (por timidez por ejemplo) sólo cuando están solos, otros sólo ante aquello que sienten que no pueden tener. Sin embargo, si en el resto de las fases funcionan bien, no habrán problemas en la estimulación erótica con erección.

Problemas de la fase de excitación Una persona puede tener intensos deseos sexuales pero que sus reflejos de excitación se vean trastornados por el miedo. Esta disfunción se denomina impotencia: la incapacidad de conseguir o mantener una erección. Esta palabra puede ser despectiva por lo que también se le llama “trastorno de la erección”. Algunos no consiguen la erección porque están tensos más allá de que la mujer a su lado les resulte muy atractiva. O bien llegan a la erección durante el juego preliminar pero la pierden cuando deciden penetrarla. O logra hacerlo pero pierde la erección antes de llegar al orgasmo.

Cabe resaltar que los problemas pasajeros de erección son muy frecuentes en casi todos los hombres en algún momento de sus vidas. Esto puede entenderse si se recuerda que cualquier ansiedad puede retirar instantáneamente la sangre del pene. Sentimientos de temor harían que la sangre se vaya a brazos y piernas, y así prepararse para la lucha.

La erección que se pierde no es “la última”, sino que se puede recuperar al poco rato. Hay que tener cuidado con el alcohol y otros “tranquilizantes” que puede interferir en el deseo y la erección. Aunque la impotencia es a menudo pasajera, sí ay hombres cuyo problema de erección es permanente. Para éstos hay tratamientos especializados que se basan en reducir la ansiedad sexual de un individuo para que se de, de manera natural, su reflejo de excitación.

Problemas de la fase orgásmica Se dan cuando un individuo no puede controlar el orgasmo, o cuando tiene demasiado control y no puede dejarse ir.

El más habitual es la eyaculación precoz. En esta disfunción, el orgasmo se produce automaticamente cuando se alcanza el estado de excitación, a los pocos segundos de haber penetrado a la mujer o incluso antes. Esto hace que el acto sexual no resulte suficientemente satisfactorio, ni para el hombre ni para su compañera.

La eyaculación precoz debe tratarse para que no se convierta en un problema de toda la vida, ya que a cierta edad, no se soluciona con la práctica; es un problema de aprendizaje, y se irá tornando peor. Son hombres que no atienden sus emociones sexuales, se distraen con dudas acerca de su capacidad, o una preocupacion extrema por su compañera o una ansiedad intensa frente al placer sexual.

Para hacer frente a esta disfunción se enseña a concentrarse en las sensaciones sexuales, el placer genital.

La eyaculación retardada: el hombre no logra dejarse ir. No existe un trastorno en la fase de excitación, sin embargo no logran llegar al orgasmo. Algunos lo logran masturbándose solos, otros mediante estimulación manual u oral de su compañera, pero no penetrándola, y otros nunca.

Se soluciona mediante un tratamiento que enseña al paciente técnicas de distracción erótica en el acto sexual, para evitar que se esté esperando el orgasmo.

Otra variedad de la eyaculación retardada es la incapacidad de disfrutar el placer orgásmico. El hombre alcanza el orgasmo, saliendo semen del pene, pero inhibiéndose las contracciones musculares, que son las causantes del placer sexual.

La mayor parte de las disfunciones sexuales tienen causa psicológica. El tratamiento busca reducir la ansiedad causada por expectativas erróneas en torno a la sexualidad, la ignorancia, la culpabilidad de experimentar placer sexual y la deficiencia de la relación entre la pareja .

Dentro de las disfunciones sexuales, se encuentran además los problemas de principiantes, que son causa de los nervios y ansiedad de las primeras experiencias, y que llevan muchas veces a la falla de los reflejos genitales. Esto se supera al entender que es la ansiedad lo que está interfiriendo en la propia capacidad; entonces, al elaborar las ansiedades, los problemas desaparecen.