“Y… se armó el Belén…” Miguel-A.

Estaba toda la familia reunida en torno a la mesa. De pronto, la hija menor, de 10 años de edad, soltó: - Ya no soy virgen. Se hizo un silencio sepulcral. Los cuatro adultos de la familia se miraron unos a otros, sin atreverse a abrir la boca.

¡Ha pasado lo que tenía que pasar? ¿O creéis que la niña no se da cuenta de nada? ¡Dos putas dándole ejemplo en casa! ¡Tú, en lugar de comportarte como una mujer casada, firteas con todo el mundo y te acuestas con quien te da la gana! ¿Y Luisa qué? ¡Vaya ejemplo de hermana mayor para una niña de 10 años! Se pasa horas enteras en el sofá, morreándose y sobándose con su novio. Un vago inútil que ni estudia ni trabaja. Pero como la madame del prostíbulo le da el visto bueno y le invita a comer, vuelve al día siguiente a pegarse el lote y a comer gratis. ¿Es que creéis que la niña no lo ve todo eso?.

¡Sí, me acuesto con quien meda la gana! ¿Pasa algo? Si me dieran amor en casa, no tendría que buscarlo fuera! Y tú, que eres el máximo culpable, quieres irte de rositas. ¡Cállate, que te has tirado a todas las putas de 100 km. a la redonda! De lunes a viernes regresas a casa oliendo a alcohol, y de viernes a lunes, ni siquiera apareces. Y deja en paz a Maruja. Haga lo que haga lo hace por amor y con un único hombre. Es honrada, y la única que aporta un salario a casa… ¡porque el tuyo, ni lo vemos! ¡Eres un machista! Crees que los hombres tenéis vía libre. Poco recuerdas el ejemplo que da Javier a la niña. Revistas eróticas y películas porno en el salón a todas horas! ¿Creéis que la niña no ve?.

- Y tú, mosquita muerta, ¿quién ha sido el cerdo?. - D. Tomás. - ¡¿D. Tomás!? ¡¿El cura de la parroquia?! ¡Pues ya sólo nos faltaba eso… tener un cura pederasta en el barrio! ¡Me va a oír el D. Tomás, el Obispo, el Papa, y hasta el mismo cielo! ¡Mucho cuento con la abstinencia y la virginidad… y luego abusan de menores! Pero cuéntame lo que pasó.

- Estábamos ensayando el Nacimiento y bajaron a Carlitos, que era el ángel. Y dijo: “en la tierra, buena voluntad a los hombre de la paz”. Y le grite: “¡al revés, idiota!”. D. Tomás dijo que no pasaba nada… que era solamente un ensayo. Entonces Pepito, que hacía de San José, me sacó la lengua. Y cogí al niño, que era un muñeco de goma, y comencé a golpear con él a Pepito en la cabeza. Como es un mico, se puso a llorar aparatosamente. Don Tomas se enfado mucho, y me dijo: “¡Burra, que eres más burra que la burra. Tú no tienes pose de virgen. María guardaba todas estas cosas en su corazón. Por hoy se suspende el ensayo. Mañana intercambiáis el papel, y que Anita haga de virgen”.

- Y ahora no sé si soy burra, o pastora, como antes Anita. Lo único que sé es que ya no soy virgen.