Temas de reflexión para matrimonios Cuaresma 2015

Tema 4 La familia discípula misionera en su compromiso con la iglesia.

OBJETIVO: “QUE LA FAMILIA COMO DISCIPULA MISIONERA SE COMPROMETA A DAR SU TESTIMONIO EN SU HOGAR, EN SU AMBIENTE, Y EN LA IGLESIA, CON UNA VIDA ATRAYENTE, ABIERTA A LA COLABORACION Y PREOCUPADA POR LLEGAR A FAMILIAS ALEJADAS”.

1.- CONFRONTAMOS CON LA REALIDAD (VER)   Desde el inicio de la Iglesia hubo relación entre la familia cristiana y la comunidad parroquial, pues las comunidades cristianas se reunían en las casas de familia, y además no existían templos. Y porque la Parroquia no se circunscribe a los límites del templo, sino a los de su territorio, de ahí la necesidad de que cada familia, pequeña iglesia doméstica, se sienta parte responsable e integrante de la comunidad parroquial y así se pueda decir que la Iglesia no está sólo en el templo, sino en las familias comprometidas.  La Parroquia es la Iglesia que vive entre las casas de sus hijos y de sus hijas. Es la familia de Dios, como una fraternidad animada por el Espíritu de unidad, es una casa de familia, fraterna y acogedora, es la comunidad de los fieles. La Parroquia, comunidad de comunidades, va a ser realidad plenamente como comunidad eclesial, cuando cada pequeña comunidad, que es familia, se integre y se haga verdadera porción parroquial. De esta comunidad y participación de las familias en la vida parroquial surgirá la eficacia de la acción pastoral. Sin la acción pastoral de los fieles laicos, de las familias, el mismo apostolado de los Pastores pierde una gran parte de eficacia. Importantísimo que los laicos y las familias estén cada vez más convencidos de la importancia de su compromiso pastoral en la parroquia, trabajando en comunión con sus sacerdotes, presentando sus problemas, los de la comunidad y las que se refieran a la construcción del Reino de Dios, que sean reflexionados y resueltos con la colaboración de todos según sus posibilidades en las iniciativas apostólicas y misioneras de su propia familia eclesial.

El primer apostolado se desarrollará sobre todo dentro de la propia familia con el testimonio de la vida vivida conforma a los mandatos divinos en todos sus aspectos, con la formación cristiana de los hijos, con la ayuda dada para su maduración en la fe, con la educación en la castidad, con la preparación a la vida, con la vigilancia para preservarles de los peligros ideológicos y morales por los que a menudo se ven amenazados, con su gradual y responsable inserción en la comunidad eclesial y civil, con la asistencia y el consejo en la elección de la vocación, con la mutua ayuda entre los miembros de la familia para el común crecimiento humano y cristiano, etc. El apostolado de la familia, por otra parte, se irradiará con obras de caridad espiritual y material hacia las demás familias, especialmente a las más necesitadas de ayuda y apoyo, a los pobres, los enfermos, los ancianos, los minusválidos, los huérfanos, las viudas, los cónyuges abandonados, las madres solteras y aquellas que en situaciones difíciles sienten la tentación de deshacerse del fruto de su seno, etc. Cada familia es en sí misma presencia de Dios en la Iglesia y en el mundo. Evangelizamos sin hablar, sin decir nada. En la familia cristiana hay semillas de evangelización que transmiten fe, esperanza y amor.  

Si vemos una familia unida que cada domingo asiste a la Eucaristía y van a comulgar juntos, si vemos la ternura de una madre con su hijo, el amor de unos esposos, el sacrificio y la abnegación de unos padres… todo eso nos habla de Dios. A muchos hombres y mujeres de nuestro tiempo ya nos les dicen nada los signos religiosos; quizá podrán entender que Dios es Amor viendo el amor en una familia cristiana: la tuya. “La familia debe prolongar en casa el culto celebrado en la Iglesia”.   La Iglesia pide a las familias: Que los hijos aprendan en la familia a conocer y adorar a Dios y amar el prójimo Que los padres sean los primeros transmisores de la Fe y ayuden a sus hijos en la preparación para los sacramentos. Que la familia participe en la Eucaristía dominical y celebre el domingo como el Día del Señor. Que en casa se vivan los tiempos litúrgicos.

3.- EXPRESAMOS NUESTRA FE EN LA VIDA (ACTUAR) Los sacerdotes deben aprender a trabajar con el laicado y sus familias. El Concilio Vaticano II rompió con un clericalismo demasiado arraigado que aún tiene dos formas de subsistencia: en los sacerdotes que no esperan nada del laico y en los laicos que aún esperan todo del sacerdote. Los laicos y las familias pueden y deben prestar una gran ayuda al crecimiento de una auténtica. Comunión eclesial en sus parroquias y en el dar una vida al afán pastoral-misionero dirigido hacia todos los miembros que habitan el sector parroquial. Existen dos tipos de pastoral parroquial. Una de conservación y otra misionera. En el primer se conserva lo que se ha recibido, se mantiene lo que ya se tiene; en el segundo tipo, la parroquia se hace misionera (no sólo el sacerdote), toda la comunidad junto con su pastor se interesa por cada una de las personas, por la familia, mediante una acción concreta, pero también, por medio de un testimonio de vida personal, familiar, comunitario. La parroquia realiza una función integral de Iglesia ya que acompaña a las personas y familias a lo largo de su existencia, en la educación y crecimiento de su fe. Es centro de coordinación y de animación de comunidades, de grupos y movimientos. Por esto, no toda acción pastoral se hace en la parroquia, pero sí debe esta injerta en ella, para que desde ella llegue el evangelio al rincón más lejano de su territorio. Existe una gran relación entre la familia y la parroquia, podemos decir, que en la familia, iglesia doméstica, el bautizado es llamado a la primera experiencia de comunión en la fe, en el amor y en el servicio a los demás. Si la familia se desentiende de la parroquia y de sus necesidades; que nunca colabora en nada al bien común; que sus miembros viven aislados y desligados de la vida de la fe, nunca entenderán ni valorarán, ni aprovecharán de que la parroquia es una familia, sino un conglomerado material de personas independientes que buscan a Dios individualmente, pero no en comunidad; lo buscan como solución a sus propios problemas personales, pero no como al Padre de una gran familia de hermanos.

Sobre todo de los papás depende que sus hijos se formen de la parroquia una idea verdadera de familia y hogar, o una idea de personas independientes y solitarias que buscan su propio egoísmo personal. Deben ver a los papás interesados por la parroquia, cumplidores de sus deberes cristianos. Cooperadores en las obras de apostolado parroquial, etc. Así seguirán su ejemplo y entrarán en la gran familia parroquial con el mismo sentido de miembros vivos de un cuerpo común. En la parroquia crece la experiencia de nuevas relaciones interpersonales en la fe, la profundización de la palabra de Dios, la participación en la eucaristía, la comunión con el sacerdote-pastor y un mayor compromiso con la vida, la dignidad, la justicia en la realidad eclesial y social de sus ambientes. PARA LA REFLEXIÓN PERSONAL Y PARROQUIAL: ¿Soy consciente de todo esto?, ¿me gustaría participar en la pastoral familiar?

CELEBRACIÓN. Para Orar Juntos.   “Señor Jesús, ilumina nuestra familia y ayúdanos a que tengamos un serio compromiso evangelizador, que siempre estemos integrados en la actividad parroquial, y que todos vean en nosotros un trozo vivo de la parroquia. Te pedimos también por nuestro sacerdote, él ha dado su vida a ti y a nosotros, que jamás se sienta solo, que en su acción de pastor no encuentre obstáculos en nuestra familia, al contrario, que este hogar sea para él , como el de Betania fue para ti, Señor. Ponemos en tus manos las demás familias con las que formamos la comunidad, especialmente las que más están sufriendo en este momento, material o espiritualmente deseando que encuentren en nuestras vidas, la paz que tú les quieres brindar. Amén.

ORACIÓN A LA SAGRADA FAMILA. “Jesús, María y José, a ustedes la Sagrada Familia de Nazaret, hoy miramos con admiración y confianza; en ustedes contemplamos la belleza de la comunión en el amor verdadero; a ustedes encomendamos a todas nuestras familias, y a que se renueven en las maravillas de la gracia. Sagrada Familia de Nazaret, atractiva escuela del Santo Evangelio: enséñanos a imitar sus virtudes con una sabia disciplina espiritual, danos una mirada limpia que reconozca la acción de la Providencia en las realidades cotidianas de la vida. Sagrada Familia de Nazaret, fiel custodia del ministerio de la salvación: haz nacer en nosotros la estima por el silencio, haz de nuestras familias círculos de oración y conviértelas en pequeñas iglesias domésticas, renueva el deseo de santidad, sostén la noble fatiga del trabajo, la educación, la escucha, la comprensión y el perdón mutuo. Sagrada Familia de Nazaret, despierta en nuestra sociedad la conciencia del carácter sagrado e inviolable de la familia, inestimable e insustituible. Que cada familia sea acogedora morada de Dios y de la paz para los niños y para los ancianos, para aquellos que están enfermos y solos, para aquellos que son pobres y necesitados. Jesús, María y José, a ustedes con confianza oramos, a ustedes con alegría nos confiamos”. Amén.

1.- CONFRONTAMOS CON LA REALIDAD ( VER )

Desde el inicio de la iglesia hubo relación entre la familia cristiana y la comunidad parroquial

Encuentran la primera iglesia cristiana en una cueva de Jordania las comunidades cristianas se reunían en las casas de familia, y además no existían templos. Y porque la parroquia no se circunscribe a los límites del templo, sino a los de su territorio, de ahí la necesidad de que cada familia, pequeña iglesia doméstica, se sienta parte responsable e integrante de la comunidad parroquial y así se pueda decir que la iglesia no está sólo en el templo , sino en las familias comprometidas. Encuentran la primera iglesia cristiana en una cueva de Jordania Construida entre el 33 y el 70 d.C, habría refugiado a los 70 primeros seguidores de Cristo Se encuentra en una localidad a 40 kilómetros de Amán Los primeros cristianos huyeron de Jerusalén por las persecuciones religiosos Jordania baraja ya convertirla en una atracción turística

La Parroquia es la Iglesia que vive entre las casas de sus hijos y de sus hijas. Es la familia de Dios, como una fraternidad animada por el Espíritu de unidad, es una casa de familia, fraterna y acogedora, es la comunidad de los fieles.

La Parroquia, comunidad de comunidades, va a ser realidad plenamente como comunidad eclesial, cuando cada pequeña comunidad, que es familia, se integre y se haga verdadera porción parroquial.

De esta comunidad y participación de las familias en la vida parroquial surgirá la eficacia de la acción pastoral. Sin la acción pastoral de los fieles laicos, de las familias, el mismo apostolado de los Pastores pierde una gran parte de eficacia.

Importantísimo que los laicos y las familias estén cada vez más convencidos de la importancia de su compromiso pastoral en la parroquia

trabajando en comunión con sus sacerdotes, presentando sus problemas, los de la comunidad y las que se refieran a la construcción del Reino de Dios, que sean reflexionados y resueltos con la colaboración de todos según sus posibilidades en las iniciativas apostólicas y misioneras de su propia familia eclesial.

El paso del hogar familiar al hogar parroquial, deben darlo todos los miembros con toda naturalidad

lo mismo que en su casa ven que todos se aman y se entregan, se ayudan; que crece entre sus miembros la vida de Dios, donde se aprende a orar, donde Dios se hace presente en sus vidas.

donde la familia es la primera edificadora del Reino de Dios en la tierra, donde es una verdadera escuela de fe y vida cristiana, donde la familia es una verdadera escuela de evangelización. Así lo han de ver en la Parroquia:

sacerdotes que animan y guían a la comunidad con un verdadero corazón generoso, abierto, capaz de compartir, que no le importa sacrificarse por los demás; fieles que se aman y ayudan en todas sus necesidades, realmente como hermanos de una misma familia.

Sólo así la familia podrá tener el sentido de comunidad parroquial y sólo en una familia así podrán sentirse a gusto y colaborar al bien de toda la familia espiritual, con la misma naturalidad con que colaboran al bienestar de su familia natural.

¿En nuestra familia hay conciencia viva de que somos parte de nuestra parroquia? ¿El Párroco cuenta realmente con nosotros? ¿Qué compromiso apostólico o pastoral tenemos en nuestra parroquia? ¿Existe en tu parroquia una pastoral matrimonial y familiar organizada y debidamente atendida?

2. - CONTEMPLAR DESDE LA FE (JUZGAR) “Familiaris Consortio” (S. S 2.- CONTEMPLAR DESDE LA FE (JUZGAR) “Familiaris Consortio” (S.S. San Juan Pablo II. No.71) “Yo soy la vid y ustedes los sarmientos. Si alguien permanece en mí, y yo en él, produce mucho fruto: pero sin mí no pueden hacer nada” (Jn. 15,5)

La misión de los esposos y familias cristianas en virtud de la gracia recibida en el sacramento, debe ponerse al servicio de la edificación de la Iglesia y de la construcción del Reino de Dios en la historia.

Esto es una exigencia de obediencia dócil a Cristo Buen Pastor Esto es una exigencia de obediencia dócil a Cristo Buen Pastor. Él , en virtud del matrimonio de los bautizados elevado a sacramento, da a los esposos cristianos una especial misión de apostolado, enviándolos como obreros a su viña, y, de manera particular, a este campo de la familia. Ellos actúan con los demás miembros de la Iglesia, que también trabajan a favor de la familia, poniendo a disposición sus dones y ministerios.

El primer servicio pastoral de la familia es, ser una buena familia: éste es su primer y fundamental apostolado. Pero está también la responsabilidad de la familia y esta tarea habrá de realizarla de múltiples formas. Saliendo de su individualismo de a dos, o de puertas cerradas, son las mismas familias las que tienen que llevar a cabo la catequesis familiar., etc.

El primer apostolado se desarrollará sobre todo dentro de la propia familia con el testimonio de la vida vivida conforma a los mandatos divinos en todos sus aspectos, con la formación cristiana de los hijos, con la ayuda dada para su maduración en la fe, con la educación en la castidad, con la preparación a la vida, con la vigilancia para preservarles de los peligros ideológicos y morales por los que a menudo se ven amenazados, con su gradual y responsable inserción en la comunidad eclesial y civil, con la asistencia y el consejo en la elección de la vocación, con la mutua ayuda entre los miembros de la familia para el común crecimiento humano y cristiano, etc.

El apostolado de la familia, por otra parte, se irradiará con obras de caridad espiritual y material hacia las demás familias, especialmente a las más necesitadas de ayuda y apoyo, a los pobres, los enfermos, los ancianos, los minusválidos,los huérfanos, las viudas, los cónyuges abandonados, las madres solteras y aquellas que en situaciones difíciles sienten la tentación de deshacerse del fruto de su seno, etc.

Cada familia es en sí misma presencia de Dios en la Iglesia y en el mundo. Evangelizamos sin hablar, sin decir nada. En la familia cristiana hay semillas de evangelización que transmiten fe, esperanza y amor.

Si vemos una familia unida que cada domingo asiste a la Eucaristía y van a comulgar juntos, si vemos la ternura de una madre con su hijo, el amor de unos esposos, el sacrificio y la abnegación de unos padres… todo eso nos habla de Dios. A muchos hombres y mujeres de nuestro tiempo ya nos les dicen nada los signos religiosos; quizá podrán entender que Dios es Amor viendo el amor en una familia cristiana: la tuya. La familia debe prolongar en casa el culto celebrado en la Iglesia.

La Iglesia pide a las familias: Que los hijos aprendan en la familia a conocer y adorar a Dios y amar el prójimo Que los padres sean los primeros transmisores de la Fe y ayuden a sus hijos en la preparación para los sacramentos. Que la familia participe en la Eucaristía dominical y celebre el domingo como el Día del Señor. Que en casa se vivan los tiempos litúrgicos.

3.- EXPREZAMOS NUESTRA FE EN LA VIDA (ACTUAR)

Los sacerdotes deben aprender a trabajar con el laicado y sus familias Los sacerdotes deben aprender a trabajar con el laicado y sus familias. El Concilio Vaticano II rompió con un clericalismo demasiado arraigado que aún tiene dos formas de subsistencia: en los sacerdotes que no esperan nada del laico y en los laicos que aún esperan todo del sacerdote.

Los laicos y las familias pueden y deben prestar una gran ayuda al crecimiento de una auténtica

Comunión eclesial en sus parroquias y en el dar una vida al afán pastoral-misionero dirigido hacia todos los miembros que habitan el sector parroquial. Existen dos tipos de pastoral parroquial. Una de conservación y otra misionera.

En el primer se conserva lo que se ha recibido, se mantiene lo que ya se tiene; en el segundo tipo, la parroquia se hace misionera (no sólo el sacerdote), toda la comunidad junto con su pastor se interesa por cada una de las personas, por la familia, mediante una acción concreta, pero también, por medio de un testimonio de vida personal, familiar, comunitario.

La parroquia realiza una función integral de Iglesia ya que acompaña a las personas y familias a lo largo de su existencia, en la educación y crecimiento de su fe. Es centro de coordinación y de animación de comunidades, de grupos y movimientos. Por esto, no toda acción pastoral se hace en la parroquia, pero sí debe esta injerta en ella, para que desde ella llegue el evangelio al rincón más lejano de su territorio.

Existe una gran relación entre la familia y la parroquia, podemos decir, que en la familia, iglesia doméstica, el bautizado es llamado a la primera experiencia de comunión en la fe, en el amor y en el servicio a los demás.

Si la familia se desentiende de la parroquia y de sus necesidades; que nunca colabora en nada al bien común; que sus miembros viven aislados y desligados de la vida de la fe, nunca entenderán ni valorarán, ni aprovecharán de que la parroquia es una familia, sino un conglomerado material de personas independientes que buscan a Dios individualmente, pero no en comunidad; lo buscan como solución a sus propios problemas personales, pero no como al Padre de una gran familia de hermanos.

Sobre todo de los papás depende que sus hijos se formen de la parroquia una idea verdadera de familia y hogar, o una idea de personas independientes y solitarias que buscan su propio egoísmo personal. Deben ver a los papás interesados por la parroquia, cumplidores de sus deberes cristianos. Cooperadores en las obras de apostolado parroquial, etc. Así seguirán su ejemplo y entrarán en la gran familia parroquial con el mismo sentido de miembros vivos de un cuerpo común.

PARA LA REFLEXIÓN PERSONAL Y PARROQUIAL: En la parroquia crece la experiencia de nuevas relaciones interpersonales en la fe, la profundización de la palabra de Dios, la participación en la eucaristía, la comunión con el sacerdote-pastor y un mayor compromiso con la vida, la dignidad, la justicia en la realidad eclesial y social de sus ambientes.   PARA LA REFLEXIÓN PERSONAL Y PARROQUIAL: ¿Soy consciente de todo esto?, ¿me gustaría participar en la pastoral familiar de la parroquia?

CELEBRACIÓN. Para Orar Juntos.

“Señor Jesús, ilumina nuestra familia y ayúdanos a que tengamos un serio compromiso evangelizador, que siempre estemos integrados en la actividad parroquial, y que todos vean en nosotros un trozo vivo de la parroquia. 

Te pedimos también por nuestro sacerdote, él ha dado su vida a ti y a nosotros, que jamás se sienta solo, que en su acción de pastor no encuentre obstáculos en nuestra familia, al contrario, que este hogar sea para él , como el de Betania fue para ti, Señor.

Ponemos en tus manos las demás familias con las que formamos la comunidad, especialmente las que más están sufriendo en este momento, material o espiritualmente deseando que encuentren en nuestras vidas, la paz que tú les quieres brindar. Amén.

GRACIAS