Puesta de sol Puesta de sol
Acaricia la Luz la espalda de los montes y la piel de la tarde se tiñe de rubores.
Aquí estamos, Señor, con los brazos abiertos y el corazón desnudo para tus largos besos.
Lanza dardos de oro a nuestras esperanzas. Que nos queme el amor a la hora de las lágrimas.
Abrimos nuestra sed al Corazón que late por el pecho del cielo. Comulgamos su Sangre.
La semilla de Luz ya se entierra en el campo. Se entierra en nuestras vidas y florecen milagros.
Como santos de templo bajo luz de vidriera, meditamos extáticos. Y huele a incienso, a cera.
Ya se acerca la noche con su frío y sus miedos. Levantamos los brazos, como ramas de invierno, despidiendo a la Luz. Y esperamos de nuevo, con el alba, los mimos de unos Labios abiertos.
Texto, fotografías y realización: Nicolás de la Carrera