Jesús les preguntó: «Y vosotros ¿Quién decís que soy yo? Simón Pedro contestó:
Y yo te digo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. (Mt 16,13-19)
El Señor resucitado no lo puede abandonar y le pide una triple declaración de fidelidad antes de confiarle el pastoreo de sus ovejas. Pero Pedro no había aceptado fácilmente un Mesías que tuviera que pasar por las afrentas de la muerte.
Pablo sembraba la semilla de nuevas comunidades. Acompañaba su crecimiento. Las reprendía en sus fallos.
Las hacía partícipes de su esperanza en la venida del Señor. Al final, sólo sabrá decir: «Estoy crucificado con Cristo, y ya no vivo yo, es Cristo quien vive en mí » (Flp 2, 19-20) (Flp 2, 19-20) Las hacía partícipes de su esperanza en la venida del Señor. Al final, sólo sabrá decir: «Estoy crucificado con Cristo, y ya no vivo yo, es Cristo quien vive en mí » (Flp 2, 19-20) (Flp 2, 19-20)
Es preciso estar disponibles a sus demandas y seguir su dinamismo con fidelidad. La fe implica a la persona entera y le cambia la vida.
Es preciso comunicar el don que se ha recibido el don que se ha recibido y rubricarlo con la sangre si es preciso. y rubricarlo con la sangre si es preciso.
Señor Jesús, Que llamaste a Pedro y Pablo para anunciar y Pablo para anunciar el evangelio de tu vida y de tu gracia, ayúdanos a vivir de la fe que ellos nos trasmitieron y a anunciarla con gozosa generosidad. Amén. Amén.
José Román Flecha Andrés Dios con nosotros, Edibesa, Madrid 2001 Presentación: Antonia Castro Panero