El arte románico
El arte románico se desarrolló en Europa entre los siglos XI y XIII. Recibe este nombre porque adoptó algunos elementos constructivos del arte romano. Debido a la importancia de la religión en la sociedad de la época, la mayor parte de las manifestaciones artísticas románicas son de carácter religioso. En el arte románico, la arquitectura ocupa un lugar fundamental, en tanto que la escultura y la pintura se conciben como ilustración y decoración de los edificios religiosos.
Arquitectura románica Las construcciones más características son las iglesias. La planta, en origen, era de un solo brazo dividido a veces en tres naves. Luego se le añadió un brazo transversal más corto, el transepto, lo que le dio forma de cruz latina. El lugar en que se cruzan los dos brazos se llama crucero y se cubre con un cimborrio. La cabecera solía ser semicircular y recibe el nombre de ábside. Los muros se cubrían con bóvedas de cañón y los arcos eran semicirculares (de medio punto). Debido al peso de la bóveda, los muros debían ser anchos y reforzarse en el exterior mediante contrafuertes.
Planta de una iglesia románica
Iglesia de San Martín (Frómista)
Portada de la catedral de Jaca
Claustro de la iglesia de San Pedro (Olite)
Pintura y escultura Como ya se ha dicho ocupaban un lugar subordinado respecto de la arquitectura. Debido a que parte de la población no sabía leer, tenían una función didáctica, pues mostraban escenas de la Biblia y de la vida de los santos. Para la pintura se utilizaba la técnica del fresco (se daba una capa de yeso al muro y se pintaba sobre él antes de que se secase. No se tenían en cuenta la perspectiva ni las proporciones. Las esculturas decoraban sobre todo las portadas y los capiteles
Septiembre (San Isidoro de León)
Pantocrátor (San Clemente de Tahull)
Pórtico de la Gloria (Santiago de Compostela)
Capitel (San Juan de la Peña)