S EAN SANTOS, PORQUE Y O SOY SANTO.” 1 Pedro 1:16
Lo que somos según Dios LUZ DEL MUNDO (Mateo 5:14-16) PUEBLO SANTO (Juan 17:15-18) SAL DEL MUNDO (Mateo 5:13)
1. DONDE PISO (Éxodo 3:5) 2. LO QUE TENGO (Éxodo 4:1-2) 3. LO QUE PIENSO (Filipenses 4:8) 4. LO QUE HAGO (Colosenses 3:17)
SIEMPRE HABRÁN EXCUSAS Y SIEMPRE FALTARÁN SIERVOS Los discípulos verdaderos de Cristo sabemos negarnos: En nuestro trabajo y Confianza en Dios ( Mateo 6:31-33) En nuestra familia (Lucas 14: Josué 24:15) Con nuestras amistades (1 Corintios 15:33) A mi YO (Mateo 22:37-39)
Isaías 6:1-8 El año de la muerte del rey Uzías, vi al Señor excelso y sublime, sentado en un trono; las orlas de su manto llenaban el templo. 2 Por encima de él había serafines, cada uno de los cuales tenía seis alas: con dos de ellas se cubrían el rostro, con dos se cubrían los pies, y con dos volaban. 3 Y se decían el uno al otro: «Santo, santo, santo es el S EÑOR Todopoderoso; toda la tierra está llena de su gloria». 4 Al sonido de sus voces, se estremecieron los umbrales de las puertas y el templo se llenó de humo. 5 Entonces grité: «¡Ay de mí, que estoy perdido! Soy un hombre de labios impuros y vivo en medio de un pueblo de labios blasfemos, ¡y no obstante mis ojos han visto al Rey, al S EÑOR Todopoderoso!» 6 En ese momento voló hacia mí uno de los serafines. Traía en la mano una brasa que, con unas tenazas, había tomado del altar. 7 Con ella me tocó los labios y me dijo: «Mira, esto ha tocado tus labios; tu maldad ha sido borrada, y tu pecado, perdonado». 8 Entonces oí la voz del Señor que decía: ―¿A quién enviaré? ¿Quién irá por nosotros? Y respondí: ―Aquí estoy. ¡Envíame a mí!
1 Corintios 9:23-27 (NVI) Todo esto lo hago por causa del evangelio, para participar de sus frutos. ¿No saben que en una carrera todos los corredores compiten, pero solo uno obtiene el premio? Corran, pues, de tal modo que lo obtengan. Todos los deportistas se entrenan con mucha disciplina. Ellos lo hacen para obtener un premio que se echa a perder; nosotros, en cambio, por uno que dura para siempre. Así que yo no corro como quien no tiene meta; no lucho como quien da golpes al aire. Más bien, golpeo mi cuerpo y lo domino, no sea que, después de haber predicado a otros, yo mismo quede descalificado.