“Los leones del circo” Miguel-A.
Cuentan en una vieja historia que dos leones se escaparon de un circo Cuentan en una vieja historia que dos leones se escaparon de un circo. Y, en la huída, ambos partieron con rumbo diferente. Uno fue a la selva, y el otro se quedó en la ciudad. Los buscaron por todos lados, y nadie los encontró. Hasta un mes más tarde, no pudieron capturarlos. El león que había huido a la selva, regresó flaco y famélico. El cambio, el león que había permanecido en la ciudad, estaba gordo y sano. Al meterlos juntos en la jaula, comentaron entre ellos:
- La selva ya no es lo que era - La selva ya no es lo que era. Ahora a los leones nos meten en reservas para servir de atracción turística. Estamos separados de los otros animales, y no podemos cazar. Nos utilizan para safharis fotográficos. Nos dan de comer, pero la carne es poca. Creo que el presupuesto de lo llevan altos cargos del Gobierno. Aún a riego de ser matados, algunos compañeros abandonan la reserva, para cazar. Como puedes comprender, después de toda la vida en la jaula, me falta ritmo para tales aventuras. ¿Pero tú cómo has estado en la ciudad tanto tiempo, y regresas tan bien de salud?.
- Eso que me cuentas sobre reservas, me suena a viejas películas de indios. Yo me armé de coraje, y me escondí en un edificio de los Ministerios. Cada día me comía a un funcionario, y nadie advertía su ausencia, debido al alto absentismo laborar y a que siempre andan metidos en proyectos sin interés y de nunca acabar. Me había comido a un director, dos superintendentes, tres adjuntos, cuatro coordinadores, cinco asesores, seis jefes de sección, siete de división… pero un día cometí un error: me comí al ordenanza, que les servía el café… ¡¡¡y se jodió todo!!!.