El Tamaño de las Personas El tamaño varía según el grado de participación. Una persona es enorme para usted, cuando le habla de lo que leyó y vivió, cuando lo trata con cariño y respeto, cuando lo mira en los ojos y una sonrisa abierta.
Es pequeña cuando sólo piensa en ella misma, cuando se comporta de una manera poco gentil, cuando fracasa justamente en el momento en que tenía que demostrar lo que era más importante entre dos personas: la sociedad en los sentimientos y en las acciones.
Una persona es gigante cuando se interesa por su vida, cuando busca alternativas para su crecimiento, cuando sueña junto a usted. Y pequeña cuando se desvía del asunto. Una persona es grande cuando perdona, cuando comprende, cuando se coloca en el lugar del otro, cuando actúa no de acuerdo con lo que esperan de ella, más bien de acuerdo con lo que espera de si misma.
Una misma persona puede aparentar grandeza o pequeñez Una persona es pequeña cuando se deja llevar por comportamientos estereotipos. Una misma persona puede aparentar grandeza o pequeñez dentro de una relación, puede crecer o decrecer en un espacio de pocas semanas. Una desilusión puede disminuir el tamaño de un amor que parecía ser grande. Una ausencia puede aumentar el tamaño de un amor al cual parecía ser ínfimo.
Es difícil convivir con esta elasticidad: las personas se agigantan y se encogen ante nuestros ojos. Nuestro juicio es hecho no a través de centímetros y metros, pero de acciones y reacciones, de expectativas y frustraciones. Una persona es única al extender la mano, y al recogerla inesperadamente, se hace más.
El egoísmo unifica a los insignificantes. No es la altura, ni el peso, ni los músculos que vuelven a una persona grande… Es su sensibilidad, sin tamaño.