La Presentación de Nuestra Señora que se celebra el 21 de noviembre es una tradición que está históricamente ligada a la consagración de una basílica en honor de Santa María.

El edificio fue deseado por Elías, obispo de Jerusalén y terminado bajo los auspicios del emperador Justiniano ( ). Se encuentra al lado de la zona del templo de Jerusalén, donde la Virgen pasó su infancia dedicada al servicio divino.

Los datos sobre la presentación de Nuestra Señora se incorporaron a la tradición cristiana a través de los evangelios apócrifos, que a su vez se apoyan en las costumbres judías.

Dice esta tradición que Joaquín y Ana, piadosos israelitas, después de varios años de matrimonio, habían llegado a una avanzada edad sin lograr descendencia. Para los israelitas la esterilidad era un oprobio, porque significaba la exclusión de la familia de las promesas del Señor, tanto más cuanto, como en el casó de Joaquín y Ana, se trataba de personas que pertenecían a la casa de David, de la que, en su día había de nacer el Mesías.

En su angustia, Ana hizo una oración fervorosa, prometiendo al Señor ofrecerle el fruto de sus entrañas si se dignaba concederle descendencia.

El nacimiento de la Santísima Virgen fue el resultado de esta oración y esta promesa.

Joaquín y Ana, fieles a su voto, presentaron a la Niña en el templo, y allí permaneció en compañía de otras doncellas y piadosas mujeres, hasta sus desposorios con San José, dedicada a la oración y al servicio del templo.

Varias referencias bíblicas parecen aludir a la existencia de una comunidad femenina dentro del recinto sagrado. El Antiguo Testamento habla de "las mujeres que velaban en la entrada del tabernáculo de la reunión". Por otra parte, San Lucas dice en su evangelio que la profetisa Ana "no se apartaba del templo, sirviendo con ayunos y oraciones de noche y día".

"Que había habitaciones en el templo para los sacerdotes, las personas consagradas y los servidores del mismo, lo sabemos por la historia del niño Samuel y del sacerdote Elí."

Frecuentemente los israelitas ofrecían votos al Señor pidiéndole hijos a cambio de ofrecérselos a Él. Sin embargo la ley autorizaba a rescatar a las personas así consagradas, y la forma de hacerlo se establece minuciosamente en los libros sagrados.

María se presentó ciertamente a Dios en su niñez, y puso su alma en la postura de humilde disponibilidad, característica constante de su vida, que lo expresa en su frase: "He aquí la esclava del Señor".

Por ser éste, el sentido de la fiesta de la Presentación de Nuestra Señora, se considera especialmente dedicada a las almas consagradas a Dios en la vida religiosa, y muchas órdenes renuevan sus votos en este día.

La Presentación de Nuestra Señora es la fiesta de la entrega voluntaria a Dios, es la fiesta de los que aspiran de verdad a renunciar a su voluntad para hacer solamente la del Señor.

Sin embargo, debe ser también la fiesta de todos los cristianos, para presentarnos ante Dios humildemente y ponernos en sus manos para que Él disponga de nuestra vida libremente.

Oh Dios, que quisiste que en este día fuese presentada en el templo la Santísima Virgen María, morada del Espíritu Santo: te suplicamos nos concedas por su maternal intercesión merecer ser presentados en el templo de tu gloria. Por nuestro Señor Jesucristo. Amén.

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