El hombre observó a un niño solo, en la sala de espera del aeropuerto, aguardando su vuelo. Ria Slides
Cuando comenzó el embarque, el niño fue colocado al frente de la fila, para entrar y encontrar su asiento antes que los adultos. Ria Slides
Al llegar al avión, el hombre vio que el niño quedaba sentado al lado de su mismo asiento. Parecía viajar solo. El niño fue cortés cuando conversó con él y, enseguida, comenzó a pasar el tiempo pintando un libro. Ria Slides
No demostraba ansiedad o preocupación con el vuelo mientras se hacían los preparativos para el despegue. Ria Slides
Durante el vuelo, el avión entró en una tempestad muy fuerte, que lo hizo balancearse como una pluma al viento. Ria Slides
La turbulencia y las sacudidas bruscas asustaron a algunos pasajeros. Pero el niño parecía encarar todo con la mayor naturalidad. Ria Slides
Una de las pasajeras, preocupada con todo aquello, preguntó al niño: - ¿No tienes miedo? Ria Slides
“No, señora, no tengo miedo” Respondió él, levantando los ojos de su libro de pintar. Ria Slides
“¡Mi padre es el piloto!” Ria Slides
Existen situaciones en nuestra vida semejantes a un avión pasando por una fuerte tempestad. Tenemos la sensación de estar colgados del aire y no conseguimos sentirnos en tierra firme. Ria Slides
NUESTRO “PADRE” ES EL PILOTO En estas horas debieramos recordar con serenidad que: NUESTRO “PADRE” ES EL PILOTO y que por muchos que sean nuestros problemas y dificultades, Dios nos ama y nos cuida. ¡QUEDA EN PAZ! Ria Slides