Grupo de Liturgia Parroquia Santa María del Silencio Personas sordas y sordociegas. Madrid
Isabel dio a luz a un niño y sus vecinos fueron a felicitarla por el milagro que el Señor había hecho con ella, porque ya era muy mayor. Pero Isabel dijo: Pero los vecinos y sus amigos le decían que en su familia no había nadie que se llamara Juan ¡No! Se llamará Juan ¡No! Se llamará Juan 8 días más tarde llevaron a bautizar al niño de acuerdo con la costumbre de los judíos y todos llamaban Zacarías al niño, porque así se llamaba su padre.
Entonces fueron a preguntar a Zacarías cómo quería que se llamara su hijo. Y Zacarías, su padre, lleno del Espíritu Santo, dijo: Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y salvado a su pueblo Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y salvado a su pueblo Como no podía hablar, escribió en una tablilla: su nombre es Juan. Y todos se quedaron extrañados. Pero en ese mismo momento, Zacarías empezó a hablar y daba gracias a Dios. Esta noticia se extendió por todo el pueblo y la gente se preguntaba qué iba a ser este niño, porque pensaban que Dios estaba con él.