Abrir caminos al Reino de Dios Lectio divina domingo XIII. T. O. Ciclo C. 30 Junio 2019. Catequistas de Cádiz y Ceuta Música: Early in the Morning Elaboración: Manuel López/Eloísa Díaz-Jara Montaje: Eloísa Díaz-Jara Avance Manual
ORACIÓN INICIAL SEÑOR ante tu invitación -¡Sígueme!-, no tengo otras palabras que: te seguiré adonde vayas, en la pobreza y el desprendimiento de lo que impida seguir tu Invitación y tus pasos. Señor, dame docilidad y confianza para saber escuchar y responder con prontitud a tu llamada. Quiero ser testigo de tu amor, y manifestar con mis palabras y obras tú amor auténtico y sincero.
TEXTO BÍBLICO Lc 9, 51-62 Cuando se completaron los días en que iba a ser llevado al cielo, Jesús tomó la decisión de ir a Jerusalén. Y envió mensajeros delante de él. Puestos en camino, entraron en una aldea de samaritanos para hacer los preparativos. Pero no lo recibieron, porque su aspecto era el de uno que caminaba hacia Jerusalén. Al ver esto, Santiago y Juan, discípulos suyos, le dijeron: «Señor, ¿quieres que digamos que baje fuego del cielo que acabe con ellos?». Él se volvió y los regañó. Y se encaminaron hacia otra aldea. Mientras iban de camino, le dijo uno: «Te seguiré adondequiera que vayas». Jesús le respondió: «Las zorras tienen madrigueras, y los pájaros del cielo nidos, pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza».
A otro le dijo: «Sígueme» A otro le dijo: «Sígueme». Él respondió: «Señor, déjame primero ir a enterrar a mi padre». Le contestó: «Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el reino de Dios». Otro le dijo: «Te seguiré, Señor. Pero déjame primero despedirme de los de mi casa». Jesús le contestó: «Nadie que pone la mano en el arado y mira hacia atrás vale para el reino de Dios».
LECTURA ¿Qué dice el Texto?
La vida de todo discípulo de Jesús siempre será un camino, un subir a Jerusalén, en cuya andanza lo determinante y lo decisivo será el seguimiento de Alguien, la pertenencia a Él, la adhesión a su Persona, la escucha de su Palabra, la vivencia de su misma Vida.
La vida cristiana ha sido y es una pertenencia a Jesucristo, vivida como peregrinos y caminantes, mientras vamos subiendo a la Jerusalén eterna. Por esta razón era improcedente por parte de los discípulos, mandar al fuego a los que no acogieron a Jesús, cuando ellos a su vez también le rechazaban al estar aplazando su seguimiento cuando les invitó a seguirle.
La mejor manera de mostrar nuestro dolor por esos rechazos no es la venganza en cualquiera de sus formas –como les sucedió a los acompañantes de Jesús en este evangelio–, sino nuestra acogida cordial y grande del Señor y a cuantos Él ama.
Sería hipócrita escandalizarnos e indignarnos por tantos desmanes como pueden suceder en nuestro mundo, si a nuestra medida y en nuestra proporción nos sucede a nosotros también.
La actitud justa de quien ve en otros la fuga y el desprecio hacia el Señor, no es pedir fuego sobre ellos, sino seguirle a donde Él diga “sígueme”, pertenecerle cada vez más desde nuestro lugar en la Iglesia y en el mundo.
¿Qué me dice el Señor en el Texto? MEDITACIÓN ¿Qué me dice el Señor en el Texto?
Deja que el Señor toque tu corazón, deja que se acerque a tu vida y la transforme. Un momento, un rato a solas con Aquel que vino a dar su vida por ti. Deja que se te peguen sus cosas, para no ser como los vengativos discípulos.
Jesús pidió a sus discípulos que asumieran el rechazo de los extraños y que tuvieran el valor de desprenderse de los suyos y de lo que les daba seguridad: “Sólo es digno de acompañarle quien se ocupa del Reino de Dios.”
Seguir a Jesús es el corazón de la vida cristiana Seguir a Jesús es el corazón de la vida cristiana. Jesús emplea imágenes duras y escandalosas. Se ve que quiere sacudir las conciencias. No busca más seguidores, sino seguidores más comprometidos, que le sigan sin reservas, renunciando a falsas seguridades y asumiendo las rupturas necesarias. Sus palabras plantean en el fondo una sola cuestión: ¿Qué relación queremos establecer con él quienes nos decimos seguidores suyos?
«Te seguiré adonde vayas» «Te seguiré adonde vayas». Jesús hace tomar conciencia de lo que está diciendo: «Las zorras tienen madrigueras, y los pájaros nido», pero él «no tiene dónde reclinar su cabeza». Seguir a Jesús es toda una aventura. Él no ofrece a los suyos seguridad o bienestar. No ayuda a ganar dinero o adquirir poder. Seguir a Jesús es «vivir de camino», sin instalarnos en el bienestar y sin buscar un falso refugio en la religión. Una Iglesia… más vulnerable es lo mejor que nos puede suceder para purificar nuestra fe y confiar más en Jesús.
«Deja que los muertos entierren a sus muertos: tú vete a anunciar el reino de Dios». Abrir caminos al reino de Dios trabajando por una vida más humana es siempre la tarea más urgente. Nada ha de retrasar nuestra decisión. Nadie nos ha de retener o frenar. Los «muertos», que no viven al servicio del reino de la vida, ya se dedicarán a otras obligaciones religiosas menos apremiantes que el reino de Dios y su justicia.
No es posible seguir a Jesús mirando hacia atrás No es posible seguir a Jesús mirando hacia atrás. No es posible abrir caminos al reino de Dios quedándonos en el pasado. Jesús quiere seguidores dispuestos a entregarse con total disposición y obediencia a su proyecto de amor con confianza en el futuro de Dios y audacia para caminar tras sus pasos. «El que echa mano al arado y sigue mirando atrás no vale para el reino de Dios».
¿Qué respondo al Señor que me habla en el Texto? ORACIÓN ¿Qué respondo al Señor que me habla en el Texto?
Señor, gracias porque cada día me impulsas con el poder de tu Espíritu para salir adelante y vencer toda tristeza y desánimo que quiera obstaculizarme en este camino para ser feliz. Estoy dispuesto/a a entregarlo todo con tal de que permanezcas a mi lado y me hagas sentir protegido/a y amado/a.
Te amo con todas las fuerzas de mi corazón Te amo con todas las fuerzas de mi corazón. Quiero sentir que me llenas de confianza y servirte con todo mi ser. Ayúdame a conquistar mis sueños, a recuperar las fuerzas gastadas en situaciones que no han sido provechosas a mi vida. Fortaléceme para encarar el mal que quiere robarme la alegría y la confianza en ti.
Quiero ser libre de malos recuerdos, emociones negativas, y de esas heridas del pasado que han dejado una huella oscura en mi corazón, abriendo paso al resentimiento y al sufrimiento. Quiero ser mejor persona, coherente y comprometida con el anuncio de tu Palabra, de tu amor, perdón, justicia...
Que día a día pueda decirte con transparencia y seguridad: TE SEGUIRÉ A DONDE VAYAS, aunque el camino muchas veces sea incierto, duro y doloroso. Señor, quiero agradecerte la familia que me has dado, los amigos y las personas que me has puesto cerca, amarlas y mirarlas desde tu amor y mirarlas con amor…
¿Cómo reflejo en mi vida lo que me dice Dios en el Texto? CONTEMPLACIÓN ¿Cómo reflejo en mi vida lo que me dice Dios en el Texto?
Jesús se acerca a Samaría y no fue bien recibido Jesús se acerca a Samaría y no fue bien recibido. Su respuesta fue clara y contundente “el Hijo del Hombre no tiene dónde reposar su cabeza”. Así muestra a sus discípulos que nada le apega a este mundo, que es libre de todo lo que ata a la humanidad. También nosotros hoy lo rechazamos, lo alejamos, prescindimos de Él.
El gran obstáculo que nos impide hoy a muchos cristianos seguir de verdad a Jesús es el bienestar en el que vivimos instalados. Nos da miedo tomarle en serio porque sabemos que nos exigiría vivir de manera más generosa y solidaria. Somos esclavos de nuestro pequeño bienestar. Tal vez, la crisis económica nos puede hacer más humanos y más cristianos.
En el día a día hay muchas cosas que nos atan y condicionan ¿Estamos dispuestos a dejarlas atrás para seguir a Jesús? ¿Quizás, deberíamos preguntarnos si cuando pensamos en Jesús se remueve algo en nuestro interior? ¿Si estamos dispuestos a mirar hacia los demás en lugar de mirarnos sólo a nosotros mismos?
Todos podemos hacer algo más por un mundo más justo y fraterno. Hemos de ensanchar el horizonte en el que nos movemos. La familia no lo es todo. Hay algo más importante. Si nos decidimos a seguir a Jesús, hemos de pensar también en la familia humana: nadie debería vivir sin hogar, sin patria, sin papeles, sin derechos. Todos podemos hacer algo más por un mundo más justo y fraterno.
“El que echa mano al arado y sigue mirando atrás no vale para el reino de Dios”. Colaborar en el proyecto de Jesús exige dedicación total, mirar hacia adelante sin distraernos, caminar hacia el futuro sin encerrarnos en el pasado.
Una vez más nos muestra el Señor que seguirle implica desprendimiento total de nuestros apegos, deseos, ilusiones, gustos…; seguirle no sólo es comprometerse en el momento, es también poder tener la capacidad de apoyarse en Él cuando vengan las “turbulencias”, es poder dirigirse solo a Él y no a otras personas cuando no veamos la luz.
ACCIÓN ¿A qué me comprometo?
Vuelve a leer el texto del evangelio Vuelve a leer el texto del evangelio. Jesús busca seguidores comprometidos, que le sigan sin reservas, renunciando a falsas seguridades y asumiendo las rupturas necesarias. ¿Cómo te aplicas las condiciones que Jesús indica para aquellos que quieren ser sus discípulos?
Deja que Dios te hable en el corazón y pídele docilidad y confianza para saber escucharle y responder con prontitud a su llamada. Pide por las vocaciones para que mande obreros fieles a su mies.
Cuéntale al Señor tus sentimientos, inquietudes, deseos, limitaciones Cuéntale al Señor tus sentimientos, inquietudes, deseos, limitaciones... ¿qué te pide que abandones para dedicarte a Él? ¿Qué estas dispuesto/a a dejar para seguirle camino de Jerusalén?
Ni las cosas, ni la familia, ni los muertos… te deben hacer perder la perspectiva del seguimiento a Jesús, sino oír su voz y obedecer sus exigencias.
Seguir a Jesús tiene su precio Seguir a Jesús tiene su precio. Piensa en cómo perdonar a quien te haya ofendido, acercarte a la persona que te cuesta, aceptar tus limitaciones, tus exigencias, faltas de confianza…
Da gracias al Señor porque a pesar de tus dificultades él te ayuda a enfrentar con paz y fortaleza las adversidades de la vida.
Que la intolerancia no te lleve a malinterpretar y condenar a los que no piensan como tú y a querer corregir el plan de Dios. FIN