Yo soy el pan de vida Juan 6,48.

Juan. El apóstol Juan parece ser que estuvo entre los primeros discípulos del Bautista presentados al Cordero de Dios, siendo uno de los que Jesucristo invitó a acompañarlo en su ministerio. Fue el discípulo a quien Jesús amaba; aquél que se reclinó en su seno en la última Pascua. Estuvo presente en la desgarradora escena de la ejecución, donde Jesús le encomendó el cuidado de su madre, y fue quien se adelantó a Pedro cuando ambos corrieron a la tumba para comprobar que había resucitado. El evangelio de Juan probablemente fue escrito en Éfeso el año 98 d.C, y cubre un espacio comprendido entre los años 29 al 33 de la era de Jesús de Nazaret.

En aquella temprana primavera, cuando la brisa del Sur despertó los corazones, Jesús de Nazaret floreciendo en lo maravilloso, dijo a los hombres:

Yo soy el pan de vida. En mí se funden todas las esencias.

Yo soy la mar en calma y el mar herido que llora su desconsuelo.

Yo soy la tierra generosa cuando fluye desbordante, y la tierra ruinosa y desierta que tiembla solitaria bajo el brillo tenebroso de todas las estrellas.

Yo soy arroyo que holgazanea sobre la pradera y se engalana con las flores frescas.

Y soy otero, colina, barranco y valle que canta a la diáfana mañana del estío y a la tarde eléctrica y tormentosa del otoño.

Soy la hoja lánguida y melancólica del sauce, y la rugosa piel de la encina.

Soy el roble, la cizaña y el hinojo.

Soy la tupida madreselva que callada trepa por la nada.

Soy olivo, viña y espiga.

Soy orilla donde se apaga el día, y luz de la mañana cuando se hace aurora.

Y soy, y doy vida al dolorido anhelo de los hombres.

Pan de vida. Yo soy el pan de vida. En aquella temprana primavera, cuando la brisa del Sur despertó los corazones, Jesús de Nazaret, floreciendo en lo maravilloso, dijo a los hombres: Yo soy el pan de vida. En mí se funden todas las esencias. Yo soy la mar en calma y el mar herido que llora su desconsuelo. Yo soy la tierra generosa cuando fluye desbordante, y la tierra ruinosa y desierta que tiembla solitaria bajo el brillo tenebroso de todas las estrellas. Yo soy arroyo que holgazanea sobre la pradera y se engalana con las flores frescas. Y soy otero, colina, barranco y valle que canta a la diáfana mañana del estío y a la tarde eléctrica y tormentosa del otoño.

Soy la hoja lánguida y melancólica del sauce, y la rugosa piel de la encina. Soy el roble, la cizaña y el hinojo. Soy la tupida madreselva que callada trepa por la nada. Soy olivo, viña y espiga. Soy orilla donde se apaga el día, y luz de la mañana cuando se hace aurora. Y soy, y doy vida al dolorido anhelo de los hombres.

Texto : Pedro Martínez Borrego. Imágenes: Internet. Tema musical: Emanuelle – Franck Pourcel.