Domingo XIX de T.O. 13 de Agosto de 2017
Los obstáculos para vivir centrados en Dios, brotan de nuestro propio interior.
Los miedos acompañan nuestra vida cotidiana
Los apóstoles lo pasan mal, desconfían, no ven a Jesús.
Esta experiencia les ha fortalecido y animado
El miedo crece en intensidad cuando Pedro desvía su mirada, cuando deja de tener sus ojos fijos en Jesús
Sigamos adelante con los ojos fijos en el Señor que conduce la Historia y nuestros pasos.
Después de la duda sincera viene la adoración: “en verdad, Jesús, eres Hijo de Dios”