LIBRO DE JEREMÍAS PARTE 2 Jeremías 50: 34
Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil Verdad Bíblica Verdad Bíblica Aplicada La Biblia nos enseña que debemos obedecer a la voz de Dios para no ser cautivos por nuestra desobediencia. Si obedecemos a Dios en todo lo que nos manda gozaremos de su bendición en todas las áreas de nuestra vida.
Introducción El libro de Jeremías comprende un periodo aproximado de 50 años en los cuales el profeta llevó a cabo su misión en el reino del sur de Israel, conocida también como la Casa o el reino de Judá (ya que la nación de Israel se encontraba dividida en dos reinos). Los primeros 15 años de su ministerio, aproximadamente, tuvieron lugar antes del exilio de la casa de Judá. Esto quiere decir que, cuando Jeremías profetiza en Jerusalén, el reino del norte de Israel, conocido también como la casa de Israel, ya había sido llevada cautiva a Asiria. El reino de Judá duró casi 134 años más que el reino del norte en ser llevada cautiva a Babilonia. Esto se debió en gran medida a que no era tan inestable, ni se había corrompido tanto en idolatría como el reino del norte, sin embargo, la degradación constante de los reyes del reino del sur, y su obstinación por ir en contra de las leyes de la Palabra de Dios, llevaron a la inevitable resolución divina del exilio.
1. Temas del libro de Jeremías del capítulo 40 en adelante. SUCESOS DESPUÉS DE LA DESTRUCCIÓN DE JERUSALÉN: Gedalías, gobernador de Judá (40:7-41:18); Fuga de los judíos a Egipto (42:1-43:7); Jeremías en Egipto (43:8-44:30); Consolación de Baruc (45:1-5). PROFECÍAS CONTRA LAS NACIONES PAGANAS: Contra Egipto (46:1-28). Contra los filisteos (47:1-7). Contra Moab (48:1-47). Contra Amón (49:1-6). Contra Idumea (49:7-22). Contra Damasco (49:23-27). Contra Arabia (49:28-33). Contra Elam (49:34-39). Contra Babilonia (50:1-51:64). FINAL: Cautividad de Sedequías, liberación de Joaquín. Destrucción de Jerusalén (52:1-34). Capítulo 40 en adelante:
2. Contexto histórico En el siglo VII a.C. aproximadamente, el reino de Judá se encontraba amenazado por tres grandes potencias: El imperio asirio, Egipto y el imperio Babilónico que finalmente arrasó con Jerusalén en el año 587 a.C. aproximadamente. Sin embargo, el rey Nabuconodosor, el líder histórico de Babilonia, triunfante sobre los otros imperios, invadió Jerusalén por primera vez en el año 597 a.C., mientras el rey Joaquín se encontraba reinando y fue deportado a Babilonia junto con otros judíos destacados de la época (2 R. 24) (se piensa que también en esta ocasión fue deportado el profeta Daniel).
2. Contexto histórico En esta primera invasión, la decisión del imperio babilónico fue deportar a toda la clase alta del reino de Judá, para evitar que surgiera algún movimiento libertador en la región, por tal motivo, sólo quedó en Jerusalén la clase baja. Asimismo, el rey de Babilonia impuso un nuevo rey en Judá, el cual fue Sedequías (2 R. 24:17), quien, aunque viendo que las advertencias del profeta Jeremías se habían cumplido, continuó realizando lo malo frente a los ojos de Dios. A los 9 años de su reinado, se rebeló contra el imperio babilónico, causando así, en el año 587 a.C una segunda invasión donde el resto de la población fue deportada y el primer templo de Jerusalén fue destruido. Sedequías
3. Consecuencias de quebrantar el pacto. Cuando el pueblo de Israel recibió la Ley de Dios en el monte Sinaí, adquirió el compromiso de cumplirla. Dios selló un pacto con los Israelitas en donde el compromiso fue cumplir con su Ley e impregnar el mundo de la luz de su Palabra. Por su parte, Dios mismo les enlistó las bondades que tendrían si cumplían con dicho pacto y asimismo, también las consecuencias fatales si no lo hacían (Lv.26:1-13 y 14-43). Por lo tanto, cuando el imperio Israelita era guiado por reyes justos, gozaban de una prosperidad inigualable. En el momento en el que la Casa de Judá y la Casa de Israel abandonan el pacto, inclinándose a la corrupción que causaba la mezcla de costumbres idolátricas de otras naciones. Habiendo rechazado las llamadas de atención hechas por Dios a través de sus profetas, Dios hace realidad las advertencias que están escritas en su Palabra, por medio de los asirios para la Casa de Israel, y de los Babilonios para la Casa de Judá. Sin embargo, Dios también había dejado en claro que, Él no desecharía a su pueblo, sino que, se acordaría del pacto realizado con sus ancestros (Lv.26:44-45). Por lo que, este primer exilio del pueblo judío duraría setenta años, después de los cuales, Dios mismo les ayudaría a volver a su tierra y reconstruirla (Jer.25:11-12; 30:18).
4. ¿Cómo fue el exilio del pueblo judío en Babilonia? A pesar de que los babilonios eran muy crueles en sus guerras y conquistas, su actitud hacia la exiliada comunidad judía era muy permisiva, y la vida en Babilonia no fue tan mala después de todo, ya que, pudieron establecer comunidades, lugares de estudio y demás aspectos necesarios para conservar su forma de vida, aunque limitada. Inclusive el mismo profeta Jeremías les había hablado respecto del apoyo divino durante su exilio en Jer.29:4-14. Sin embargo, no era todo tan fácil, los relatos de Daniel y Ester lo confirman, pero siempre la mano de Dios estaba para apoyarlos.
Respuesta Bíblica Error 1 A mí no me aplican las mismas consecuencias que al pueblo de Israel si peco. Respuesta Bíblica Algunos podrían pensar que, porque estamos amparados por un nuevo pacto hecho a través de nuestro Señor Jesucristo, Dios nos debe tratar de manera diferente que al pueblo de Israel, sin embargo, no podemos esperar más justicia de parte de Dios que, “a todos sus hijos”, los trate por igual. (Ro. 11:13-24, He.10:29).
Para corregir e instruir Es verdad que la sangre de Jesucristo nos limpia de todo pecado, sin embargo, eso no significa que tenemos licencia para pecar. Haber aceptado a Jesucristo como nuestro único y suficiente Salvador, es haber aceptado también el mismo compromiso que adquirió el pueblo de Israel en el monte Sinaí, pero guiados por nuestro Señor Jesucristo y su Santo Espíritu (1ª P. 1:16; 2:9). El compromiso del pueblo de Israel fue conservar de manera activa y viva la ley de Dios. Nuestro compromiso como cristianos, consiste en mantener vivo y activo el testimonio de nuestro Señor Jesucristo, compartiendo las buenas nuevas de salvación a todos, estamos llamados a ser la luz del mundo, la sal de la tierra, una nación santa, linaje escogido para anunciar las bondades del único Dios vivo y a su Hijo, el Salvador de nuestras almas.
Conclusión Por lo tanto, nosotros, desde nuestros hogares, trabajos, negocios, desde nuestra vida entera, podemos también llevar a cabo nuestro compromiso de comportarnos como Cristo, ser como Él es, guiados por su Espíritu, vestidos como los nuevos hombres que son transformados por la gracia de Dios y que van mejorando como la aurora de la mañana, de aumento en aumento, hasta que el día es perfecto.(Ef.4:17-32, Gal.5:22-23, Prov.4:18) Ese es nuestro compromiso real si nos decimos cristianos. Si tal vez, hemos estado ya mucho tiempo apartados de Dios, en un “exilio personal”, debemos saber que Dios ha prometido no olvidarse de nosotros, Él sólo espera que clamemos con todo nuestro corazón y tengamos un sincero arrepentimiento y un compromiso de mejorar día con día con su ayuda. (2ª Cr. 7:14) Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro (He. 4:16).