INSTITUTO SAN JUAN BAUTISTA ANTONIETTA CAPELLI

ORACION Nº 1 Dilata, o Señor, mi alma para que pueda acoger la ola de tu potencia infinita, de tu deseo de redención universal. ¡Ama en mi, hazme un solo fuego Contigo!

Yo creo que tu quieres obrar infinitamente en el mundo y buscas almas que acepten ser instrumento de tus maravillas, complaciéndose solamente en Ti, alabando y haciendo alabar solamente a Ti.

Ya que solo Tu eres el que obras, y cuando eres Tu que hablas, tu palabra obra lo que dice: Solo Tú eres vida.

O Señor, por las manos benditas de María, nosotras nos ofrecemos a Ti: Obra en nosotras y a través de nosotras todo lo que quieres. Quita todo obstáculo de pecado, cada mezquindad, cada limitación en creer, en esperar, en amar

y luego, nuestro Salvador, revive en nuestras casas tu vida de maestro, de perdonador, de santificador, de taumaturgo, y en nuestra existencia a Ti consagrada

revives tu obediencia al Padre, tu desprendimiento de cada bien creado, tu pasión y muerte de cada natural satisfacción, a gloria de la Trinidad Santísima y en reparación por el pecado.”

Antonietta Capelli, se convirtió en una de las primeras doctoras italianas especializadas en Psiquiatría, nació en Milán el 23 de septiembre de 1896, segunda hija de una familia de origen modenese que se había transferido temporalmente para acompañar a Papá Adriano en sus compromisos profesionales

El la llama “rayo de sol”, y después del bautismo en la Iglesia de Santa Francisca Romana- por haberse empeorado la salud de la recién nacida- El la ofrece secretamente a la Virgen como operaria en la Viña del Señor; Antonietta se recupera y El seguirá con discreción su precoz desarrollo espiritual

Oración Nº 2 Como siempre tenemos que orar, así también al hablar, tenemos que repetir tu espíritu. ¿Que valor tiene la palabra que no viene de tu sabiduría y no exprime tu voluntad? Esa es vacía y estéril, es sonido sin significado, sin eco.

Dame tu espíritu y haz que yo lo acoja y transfórmame en tu voz, tu palabra, Verbo del padre, luz del mundo: tu palabra breve, pero inmersa en la sabiduría de la cual deriva, en el amor que exprime, en la potencia que la acompaña, la palabra eterna que es caridad en la verdad.

Mira, o Señor, toda la tierra: cuanta desolación cuantas culpas, cuantas lagrimas, cuan tenebroso desierto…

Ven, ten piedad y difunde la semilla de tu palabra Ven, ten piedad y difunde la semilla de tu palabra. Apresúrate, o Espíritu de amor, has que continuamente tu te transformes en voz humana, la voz de tus sacerdotes, mi voz, aquella de mis hijas… de un capo al otro del mundo.

En Parma se desarrollan los estudios de Antonietta, entre escuelas publicas y privadas, mientras su vida se va caracterizando por un intenso y precoz camino ascético místico que culminará en su vocación, madurada el viernes Santo del año 1908 en la Iglesia de San Roco, en la cual el Crucifijo llama para si a la jovencita para “una gran obra de salvación”

Esta misión la llevará acabo en diferentes ambientes, en modo especial entre los alejados, iniciando con los operarios y después alargando su campo de apostolado a los intelectuales y a los dirigentes de la sociedad, de los cuales Antonietta esperaba un gran bien para todos. Su carisma le consentía entrar en los espíritus particularmente críticos, incrédulos o declaradamente adversos a la religión Católica.