“En el principio Dios creó los cielos y la Tierra”.
El núcleo de una ameba, por ejemplo, tiene tanta información que daría para llenar una enciclopedia.
Dios es el creador de la vida, y nadie mejor que Él para decirnos cómo funciona nuestro cuerpo de la manera más adecuada.
TOME AGUA
“Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas” (Génesis 1:2).
TOMAR SOL
“Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz” (Génesis 1:3).
RESPIRE PROFUNDO
“E hizo Dios la expansión [atmósfera], […] Y llamó Dios a la expansión Cielos” (Génesis 1:7-8).
ALIMÉNTESE BIEN
“Y dijo Dios: He aquí que os he dado toda planta que da semilla, que está sobre toda la tierra, y todo árbol en que hay fruto y que da semilla; os serán para comer” (Gen 1:29).
HAGA EJERCICIO
“Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase” (Génesis 2:15).
DESCANSE
“Y acabó Dios en el día séptimo la obra que hizo; y reposó el día séptimo de toda la obra que hizo. Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación” (Génesis 2:2-3).
PRACTIQUE EL DOMINIO PROPIO
“De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás;” (Génesis 2:16-17).
CONFÍE EN DIOS
El primer paso para tener esa esperanza en el corazón consiste en depositar nuestra confianza en Dios.
Usted es muy especial para Jesús;