El fiel reflejo Siempre he soñado con vivir en un cuento. No tan solo conformarme con escribirlo y transformarme en el, entre comillas, el héroe. Eso no tiene ciencia. Cambio ahora mismo mi desnudez, con todo lo que ello implica por vivir mi sueño de vivir en un cuento.

Es muy duro perder la desnudez para siempre y en todas las ocasiones Es muy duro perder la desnudez para siempre y en todas las ocasiones. Pensad por ejemplo a la hora de la ducha diaria o a la hora de tomar el sol en la playa o a la hora, cómo no, de hacer el amor. Será muy complicado, sumamente duro. Duro es estar vestido y desnudarte delante de todo el mundo. Pero esto es al revés, y nadie lo ha hecho.

¿ Y cómo me atrevo a, sin pensar, hacer este trueque ¿ Y cómo me atrevo a, sin pensar, hacer este trueque? ¿ Nunca habéis vivido un atardecer en el que los rayos del sol tocan vuestra piel y te calientan sin quemar, y ese color de las nubes te abstrae de tal manera que pierdes tu conciencia de individuo, de vivir en un mundo salvaje, y el mundo parece otra cosa mucho más simple, más sencilla de comprender, más acogedora si cabe que el vientre materno;

y respiras a gusto, y llenas los pulmones de aire no muy caliente, y un pequeño viento te refresca la cara, te mueve el pelo, hace que entornes los ojos, oyes su risa en tus oídos? Si escupieras, el aire te traería tu saliva toda hacia tu cara. Y esa sensación de no querer que ese momento acabe nunca es como un cuento,

como vivir en un cuento, y este no acaba como vivir en un cuento, y este no acaba. Termina la historia, sí, pero tú eres un personaje y eres un nombre dentro de palabras que son tu historia y lo que has de hacer y decir viene ahí escrito y no hay más que pasar la página y otra página está allí y puedes volver atrás para revivir ciertos momentos que no hayas comprendido o para darle otro sentido a la historia que esta sí que es cierto te posee y es fiel reflejo de quien eres y, cómo no, de quién has sido.

Perder las ganas de ser hombre, la verdad es que no las he perdido Perder las ganas de ser hombre, la verdad es que no las he perdido. Pero ahí dentro, entre las hojas será todo tan fácil; estará todo tan simplificado; sólo tendré que dejar abiertos mis sentidos y permitir que la vida pase a través de mi cuerpo vestido, se cuele por mis poros, participe de la agitada respiración de mis pulmones, del ajetreo constante de mi sangre,

sea pájaro libre en la catarata constante de mis pensamientos y salga fuera de mí por el sudor, sin esfuerzo, con el aire exhalado, sin pensar, como si nada hubiera sucedido.Y sea cierto que nada, NADA, ha sucedido. Sólo tendremos que volver la página hacia atrás y allí estoy en el instante justo de vestirme de palabras,

de arrojar de mí las amenazadoras ganas de llorar o las ganas de arrojarme al río o las ganas de cerrar los ojos para no ver y sí oír, sí notar, sí oler, sí gustar del aire limpio y nuevo, irreal; en el instante antes justo de olvidarme de mí y de que la vida aquí, en este mundo es otra cosa

aunque tal vez se encuentre escrita o yo no tenga las riendas de la historia y siga pudiendo vivir momentos tan absolutamente absurdos que me hagan perder la necesidad de pensar que quiero vivir sobre todo arropado entre las hojas de un cuento, tal vez demasiado absurdo para que nadie con un mínimo de imaginación comprenda que no es real, que no puede ser real.

Man Mart El Fiel Reflejo 5.02.01