Trigésimo tercer Domingo 18 de noviembre 2018 Ciclo B Imagen aérea de Jerusalén Trigésimo tercer Domingo del Tiempo Ordinario - B 18 de noviembre 2018 Música: Salmo gregoriano

Abajo la Knéset (centro) y el monasterio de la Sta. Cruz (derecha) Abajo la Knéset (centro) y el monasterio de la Sta. Cruz (derecha). Arriba Desierto, i al fondo Jordania El Salmo 15, atribuido a David, es uno de los salmos más bonitos sobre la intimidad con Dios. Nadie como El me hace feliz, decía David, mientras vivía en la Ciudad, puesto que El es mi posesión. Las imágenes de la ciudad de Jerusalén, desde el aire, invitan a agradecer todo lo que Dios nos ha dado en la tierra, tan bella, para que lo disfrutemos

LA HORA DEL PADRE 1a Lectura: El Libro de Daniel nos dice lo que pasará en aquella hora: los que habrán conducido el pueblo por el buen camino brillarán como las estrellas para siempre. Lo que ahora hacemos tiene un valor infinito. Salmo 15: Este salmo es el de la Profesión Monástica: Dios es nuestra posesión. 2a Lectura: La carta a los Hebreos confiesa que Jesús «está sentado a la derecha del Padre» Evangelio: El Sermón escatológico nos explica, alegóricamente (no la realidad histórica) el fin del mundo, cuando Jesús será el Señor de la historia, reuniendo a los elegidos que vendrán desde los extremos más lejanos de la tierra y del cielo. Y entonces entregará el Reino al Padre, que es quien actúa en esta HORA.

Parte nueva de Jerusalén (explanada del Templo arriba izquierda) Dn 12,1-3 Por aquel tiempo se levantará Miguel, el arcángel que se ocupa de tu pueblo: serán tiempos difíciles, como no los ha habido desde que hubo naciones hasta ahora. Entonces se salvará tu pueblo: todos los inscritos en el libro. Muchos de los que duermen en el polvo despertarán: unos para la vida eterna, otros para ignominia perpetua. Los sabios brillarán como el fulgor del firmamento, y los que enseñaron a muchos la justicia, como las estrellas, para toda la eternidad. Parte nueva de Jerusalén (explanada del Templo arriba izquierda)

El salmo 15 está entre los salmos del «justo» (14-16), opuestos a los salmos de los «insensatos que están por los dioses falsos» (ss. 10-13). Pero no sólo es el salmo de los que obran el bien, sino de los «levitas», que no tienen parte en la tierra, puesto que Dios es su posesión. Por esto tienen en El su refugio. El salmista agradece a Dios que sea su herencia, su cáliz, el que le ha escogido la posesión. - Su corazón se alegra de ello y hace fiesta. Incluso su cuerpo descansa confiado. - Dios, que le ha enseñado el camino de la vida, ahora le invita a la alegría y a la fiesta, en su presencia; a su lado, para disfrutar de delicias para siempre.

Abajo: Monte de los olivos Salmo 15 Abajo: Monte de los olivos Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti. El Señor es el lote de mi heredad y mi copa; mi suerte está en tu mano. Tengo siempre presente al Señor, con él a mi derecha no vacilaré.

Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti Abajo: cima de Sion Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti Por eso se me alegra el corazón, se gozan mis entrañas, y mi carne descansa serena. Porque no me entregarás a la muerte, ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción.

Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti. Detalle del Monte Sion Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti. Me enseñarás el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu presencia, de alegría perpetua a tu derecha.

Abajo: ciudadela de David He 10,11-14,18 Cualquier otro sacerdote ejerce su ministerio, diariamente, ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, porque de ningún modo pueden borrar los pecados. Pero Cristo ofreció por los pecados, para siempre jamás, un solo sacrificio; está sentado a la derecha de Dios y espera el tiempo que falta hasta que sus enemigos sean puestos como estrado de sus pies. Con una sola ofrenda ha perfeccionado para siempre a los que van siendo consagrados. Donde hay perdón, no hay ofrenda por los pecados. Abajo: ciudadela de David

Abajo: Puerta de Jafa. En medio: cúpulas grises del Sto. Sepulcro Estad siempre despiertos, pidiendo fuerza para manteneros en pie ante el Hijo del hombre. Lc 21,36 Abajo: Puerta de Jafa. En medio: cúpulas grises del Sto. Sepulcro

Monte Olivos, Betfagé, Betania y desierto Mc 13,24-32 En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «En aquellos días, después de esa gran angustia, el sol se hará tinieblas, la luna no dará su resplandor, las estrellas caerán del cielo, los astros se tambalearán. Entonces verán venir al Hijo del hombre sobre las nubes con gran poder y majestad; enviará a los ángeles para reunir a sus elegidos de los cuatro vientos, de horizonte a horizonte. Aprended de esta parábola de la higuera: Cuando las ramas se ponen tiernas y brotan las yemas, deducís que el verano está cerca; pues cuando veáis vosotros suceder esto, sabed que él está cerca, a la puerta. Os aseguro que no pasará esta generación antes que todo se cumpla. El cielo y la tierra pasarán, mis palabras no pasarán, aunque el día y la hora nadie lo sabe, ni los ángeles del cielo ni el Hijo, sólo el Padre». Monte Olivos, Betfagé, Betania y desierto

Original: Joan Ramirez (+) Imágenes, lecturas, música, comentarios (versión catalana y castellana) : Regina Goberna. Traducción al italiano: Ramon Julià Traducción al euskera: Periko Alkain Traducción al portugués: Ze Manel Marquespereira Traducción al francés: Àngel Casas Traducción al neerlandés : Ben Van Vossel Vídeo: Esther Lozano