Entre el miedo y la esperanza Ningún acontecimiento es tan previsible como la muerte.
Para SIEMPRE LA VIDA Los sonidos de “ LA ETERNIDAD ” de Vangelis nos invitan a meditar en la VIDA que no SE ACABA
¿Si el mundo ya es tan bonito, Señor, qué más nos puedes dar en la otra vida?
¿DÓNDE ESTÁ EL INTERROGANTE? DIOS NOS HA HABLADO, PERO DESPUÉS DE LA MUERTE, PARECE QUE TODO SE ACABA... ¿DÓNDE ESTÁ EL INTERROGANTE?
Aquello que siembras no vuelve a VIVIR si no MUERE PRIMERO
LO QUE HABÉIS SEMBRADO NO ES LA PLANTA, SINÓ SÓLO UN GRANO
Y CUANDO ESTE GRANO MUERE, MULTIPLICA SU FRUTO
SEMBRÁIS UN CUERPO DE CARNE Y NACE UNO DE ESPÍRITU
QUE ES UNA NUEVA CRIATURA
POR EL DON DEL ESPÍRITU QUE DA VIDA
¿OÍS QUÉ DICEN LOS BIENAVENTURADOS?
OH MUERTE, ¿DONDE ESTÁ TU VICTORIA? CRISTO HA VENCIDO LA MUERTE
ÉL HA ENJUGADO LAS LÁGRIMAS DE NUESTROS OJOS
Y HA CAMBIADO EL LLANTO EN FIESTA
AL DESPERTARNOS, HEMOS CONTEMPLADO DIOS CARA A CARA
A SU LADO, HAY FIESTA Y ALEGRÍA PARA SIEMPRE
Y NOSOTROS ¿QUÉ?
SOMOS COMO LA NIEBLA DE LA MAÑANA QUE DESAPARECE PRONTO
NUESTROS DÍAS PASAN DE PRISA, NOS VAMOS VOLANDO...
Jean Guitton Preguntaron a Jean Guitton qué es la muerte, y respondió: Hay días que siento miedo... Pero cuando la miro con los ojos de la FE, sé que Dios me recibirá en sus brazos
Aunque la MUERTE nos de miedo, sabemos que cuando más oscuras son las NOCHES, más brillan las ESTRELLAS
EN EL RECUERDO, NUESTROS DIFUNTOS CONTINUAN ENTRE NOSOTROS, DÁNDONOS PAZ
En CADA EUCARISTÍA compartimos con ellos la VIDA del REINO
Puesto que JESÚS es la RESURRECCIÓN y la VIDA Iglesia de la Anástasis (Resurrección) JERUSALÉN Puesto que JESÚS es la RESURRECCIÓN y la VIDA
Sobre el miedo a la muerte No me dejes pedir protección ante los peligros, sino valor para afrontarlos. No me dejes suplicar que se calme el dolor, sino que tenga ánimo para dominarlo. No me dejes buscar aliados en el campo de batalla de la vida, como no sea mi propia fuerza. No me dejes anhelar la salvación lleno de miedo e inquietud, sino desear la paciencia necesaria para conquistar la libertad. Concédeme no ser un cobarde, experimentar tu misericordia sólo en mi éxito; pero déjame sentir que tu mano me sostiene en mi fracaso. Rabindranath Tagore