Los niños tontos
Ana María Matute La autora nació en Barcelona en 1925 y murió en 2014 en la misma ciudad. Su vida está marcada por una infancia infeliz, ya que se sintió incomprendida y marginada entre los otros niños y también dentro de su popia familia. Tuvo una relación especialmente complicada con su madre, no tanto con el padre. Infancia marcada también por la enfermedad y la guerra. A los cuatro años enferma gravemente y se traslada a vivir con sus abuelos a un pueblo de La Rioja para recuperarse. A sus 11 años estalla la guerra civil. El terror, la muerte, el odio y el hambre aparecerán frecuentemente en su obra. Escribe su primera novela a los 17 años. Se casa en 1952 y tiene un hijo. Se separa en 1954 y la legislación de la época provoca que pierda la custodia de su hijo y el derecho a verlo. Esto le provocó problemas emocionales.
Ana María Matute Cae en una grave depresión y abandona la literatura durante 18 años. Ha formado parte de la Real Academia Española de la Lengua (RAE), ha obtenido los premios más prestigiososo de la literatura española y fue propuesta para el premio Nobel de literatura.
Estilo literario Ana María Matute pertenece a la generación de novelistas de posguerra, también llmados «los niños de la guerra» porque vivieron su infancia durante la guerra civil. Esto influirá poderosamente en su obra. El pesimismo suele impregnar su obra. Se la ha integrado en una corriente propia de los años 40 llamada «tremendismo» o «neorealismo» por su interés por mostrar los hechos más violentos, desagradables o repulsivos de la realidad. Los novelistas de esta tendencia eligen ambientes y mentalidades que se apartan de lo normal y se acercan a lo morboso. Sus obras tratan la problemática del ser humano bajo las circunstancias de una guerra, centrándose sobre todo en niños, adolescentes y mujeres. El tema de la infancia truncada es recurrente en la obra de Matute. Buscaba que sus obras removieran las conciencia de los burgueses y que estéticamente también fueran provocativas para estos. Gusto por el relato corto como el resto de compañeros de generación.
Los niños tontos 21 cuentos poemáticos, por su lirismo y su concentración expresiva, protagonizados por niños, pero no para ser leídos por niños ya que la muerte y la crueldad están muy presentes. Se publicaron por primera vez en 1956. El calificativo de “tontos” que se atribuye a los niños protagonistas hace referencia a su condición de niños distintos, incomprendidos, marginados. Son niños distintos por alguna deformidad, enfermedad, pertenecer a otra clase social o raza, por tener mucha imaginación o ser crueles. Los adultos y el resto de niños no les comprenden y por eso les consideran “tontos”. Los niños protagonistas suelen tener mucha imaginación o una visión mágica del mundo que topa con la realidad y la incomprensión del resto. Este choque les lleva a la marginación y la muerte. Todos los cuentos coinciden en el desasosiego que producen en el lector, ya que nadie ayuda a estos niños que acaban con un final trágico. De los 21 relatos, doce acaban en muerte y en los otros nueve se intuye que no llegan a la vida adulta.
Temas La crueldad infantil en El hijo de la lavandera (apedreado por los niños del pueblo por tener la cabeza grande), en La niña fea (marginada por los otros niños) o en El niño que no sabía jugar y en El niño de los hornos (aquí es el niño protagonista el que manifiesta su crueldad hacia los insectos o hacia su hermano). En otros casos, los niños padecen la crueldad animal además de la humana como en El negrito de los ojos azules al que su familia deja de lado y el gato le saca los ojos por envidia. El protagonista de El niño que encontró un violín en el granero es llamado tonto por las muchachas, su madre le olvida frecuentemente e incluso el cuervo se ríe de él. La pérdida de la inocencia aparece en El niño al que se le murió el amigo o en La niña que no estaba en ninguna parte , los dos únicos relatos en los que los niños crecen, por eso sus fantasías se quedan en el armario o desaparecen repentinamente ya que se hacen adultos. El choque entre el mundo adulto y el mundo infantil en El corderito pascual donde el padre cocina al cordero que era el único compañero del niño protagonista. ( En este relato también se aprecia el rechazo de los otros niños hacia los niños tontos). En El jorobado (el padre del protagonista lo esconde tras el guiñol cuando el niño preferiría ser una marioneta más y poder hacer reír). En La sed y el niño los adultos desvían el caudal de la fuente en la que bebía el niño y este se niega a beber hasta que muere.
Temas La incomprensión. Está presente en El escaparate de la pastelería y El jorobado. En el primero, no comprenden que las necesidades del niño van más allá de comer, pues prefiere morir a vivir sin amor y cariño familiar. En El jorobado, la incomprensión viene por parte del padre que oculta a su hijo, el cual tiene una malformación física, en lugar de dejar que se relacione con los demás. La imaginación. Se aprecia en El árbol (el niño cree que hay un árbol dentro del palacio pero es un reflejo en la ventana. Esta obsesión por el árbol le hace enfermar y le lleva a la muerte), "Polvo de carbón" y "Mar", en los que la imaginación de los niños entra en conflicto con la realidad, hasta causar su muerte. También en el incendio la imaginación y la creatividad del niño son importantes, ya que su capacidad para dibujar acaba provocando un incendio que lo lleva a la muerte, feliz en este caso porque muere haciendo lo que más le gusta. En El tiovivo un niño pobre se sube al tiovivo cuando no funciona e imagina que da vueltas en él hasta que muere. Incluso en El niño del cazador el protagonista imagina que ha cazado unas aves aunque en realidad se ha disparado a sí mismo. La bondad y la inocencia infantil. En El niño que era amigo del demonio, el protagonista acepta al demonio como amigo porque siente pena por él, aunque el motivo que se expresa al final es la posibilidad de ascender al cielo sin que le retenga en el infierno.
Temas En los relatos El año que no llegó (El niño que muere el día que cumple su primer año de vida) y El otro niño (parecido al niño Jesús) no aparece ninguno de los temas generales.
Símbolos En los relatos la mayoría de símbolos están relacionados con la muerte. Así, la noche y la oscuridad marcan el momento de la tragedia en la mayoría de los cuentos. En Polvo de carbón y El niño del cazador, la luna desempeña un papel importante en la muerte de los protagonistas. El agua simboliza la purificación y la limpieza del alma, aunque en Polvo de carbón y Mar es el motivo por el que mueren los niños. El fuego representa el sacrificio en El niño de los hornos donde los celos llevan al niño a quemar a su hermano menor. En El incendio, el niño provoca un fuego que acaba con su vida. El mundo vegetal y animal están presentes en todos los cuentos con diferentes significados. La flora es un elemento positivo en La niña fea, El árbol y El negrito de los ojos azules donde la naturaleza acoge a los niños al contrario del mundo que los rodea. En cuanto a los animales, algunos, como las aves, los insectos, los reptiles o los gatos, tienen una connotación negativa, mientras que otros, como el perro y el corderito, son amigos de los niños.
Símbolos Los padres son figuras contrapuestas. Por un lado, la figura maternal se ocupará de los niños pero será incapaz de ayudarlos y protegerlos como en El árbol o en Mar, donde la madre no puede evitar la muerte de su hijo. Por otro lado, la figura paterna está ausente o despreocupada y no comprende a su hijo, como en El corderito pascual o El niño de los hornos. En la ausencia de la figura paterna se ha querido ver también una relación con la guerra civil española, ya que muchos padres murieron en ella. Los colores como el amarillo, el rojo, el verde, el azul y el negro, representan el sufrimiento, la soledad, la exclusión y la muerte.
Intención de los cuentos Según la autora la intención de los cuentos es conmover, despertar al hombre que se encuentra cómodamente encerrado en su mundo para que reaccione ante esta realidad expresada de forma subjetiva y lírica, que hiere aun más que los hechos crudamente presentados. La autora busca que no permanezcamos impasibles ante la tristeza y la desolación de estos niños desprotegidos.