“Only Time” (Enya)
DIEZ PLAYAS PERFECTAS PARA SEPTIEMBRE Y OCTUBRE Cala “Macarella”, Menorca, Baleares DIEZ PLAYAS PERFECTAS PARA SEPTIEMBRE Y OCTUBRE Llega el momento de disfrutar de algunos de los mejores arenales de España sin las masificaciones estivales y con mejores precios Tras los chubascos de fin de temporada, los bañistas huyen y las costas presentan una disponibilidad más que seductora. Que se lo digan a la minoría afectivamente playera –no aquejada del síndrome posvacacional– que reserva días de asueto para gastarlos en otoño junto a un Mediterráneo templado, apetecible. Es la ocasión de disfrutar de los arenales más deseados, esos cuya fama precede a su masificación. De aprovechar los precios tirados. Aparcaremos junto a la arena y tendremos asegurada mesa en los restaurantes. Relax. Con un solo condicionante: desplazarse con poca antelación para asegurar el tiempo soleado.
1- Familiar por excelencia Playa Norte (Peñíscola, Castellón) En fechas otoñales, Peñíscola da un respiro al “hervor turístico” que diría el escritor Roberto Bolaño, muy acentuado después de aparecer en la serie Juegos de tronos. Su baño es uno de los más panorámicos de la costa española: frente a un imponente tómbolo (no península como se escucha a veces), monumental y cargado de historia merced al tozudo Papa Luna. Tampoco hay colas para degustar el arroz Calabuig en el restaurante Casa Jaime. Nunca falla. Playa Norte de Peñíscola, Castellón
Bahía de los Genoveses (Cabo de Gata, Almería) Bahia de los Genoveses, Cabo de Gata, Almeria 2- Al fin solos (o casi) Bahía de los Genoveses (Cabo de Gata, Almería) Suprimidas las restricciones de acceso, aconsejamos rendir pleitesía a la gran dama de la costa mediterránea; ensenada del parque natural del Cabo de Gata-Nijar, cuya curva de exquisitas líneas abrocha el altozano del Ave María con el morrón Genovés. Para el director del parque, Emilio Roldán del Valle, “octubre es un mes perfecto. La luz y los colores del otoño, a poco que llueva, resultan excepcionales”. Cercana al altozano se halla un sector naturista.
3-Para envenenarse de azules Ses Illetes (Formentera) “Un verano conté mil yates”. Exagerado o no el censo del trabajador de esta playa icónica del Mediterráneo, el caso es que ahora como nunca Ses Illetes se deja disfrutar dejando atrás los desembarcos náuticos. Desnudarse es una práctica más íntima y propicia, cerca de las dunas, frente a un mar de azules imposibles que hipnotiza como ojo de serpiente. Acudir mejor en transporte público, y no olvidar que estamos en un parque natural: el de las Salinas de Ibiza y Formentera.
Aiguablava (Begur, Girona) 4- Con todos los colores Aiguablava (Begur, Girona) Esta bombonera de la bahía de Fornells, de 80 metros de largo por 40 de ancho, se defiende de la tramontana al socaire del cabo de Begur. La variedad cromática es apabullante y contamos además con el restaurante Toc al Mar, cuyas paellas cuadradas (individuales y cocinadas al horno) tienen tal éxito que han sido suprimidas de la web (hay que reservarlas). Los bañistas, acostados sobre la arena fina, no saben que toman el sol junto al parador de Aiguablava, recientemente reformado, situado en un enclave idílico
5- Estruendo de trabucazos Arenal-Bol (Calpe, Alicante) Uno de los contados playones de arena de la costa norte alicantina, el Arenal-Bol no podía mostrar su mejor cara sino en fechas otoñales, con amplios claros y la supresión de la tarifa roja de aparcamiento. Cómo se disfruta percibiendo la faz del peñón de Ifach, o paseando junto a los yacimientos arqueológicos. Sirve además de escenario a la fiesta de Moros y Cristianos, con el desfile hasta la playa (15 de octubre), seguido, a la mañana siguiente, del desembarco y vistosa batalla sobre la arena.
Macarella y Macarelleta (Ciutadella, Menorca) Macarelleta, Ciutadella, Menorca, Baleares 6- Calas virales Macarella y Macarelleta (Ciutadella, Menorca) Joyas desclasadas entre las de su clase, su éxito mediático obliga a solazarse en ellas, ahora, cuando florecen los brezos. Dejando el coche junto al hotel Audax de Cala Galdana se llega a pie en media hora a esta piscina centelleante y adánica. Actualmente no está permitido el acceso en coche; hay servicio de autobús desde Ciutadella (precio del billete 10 € ida y vuelta).Aquí las encinas y los pinos caen en cascada sobre aguas de tonalidades turquesas producto del fondo arenoso, blanco, tan depurado. Hasta el 20 de octubre contamos con las ensaladas del agradable chiringuito Susy , abierto en 1971.
La Rijana (Castell de Ferro, Granada) 7- Relajación y buceo La Rijana (Castell de Ferro, Granada) Un lujo de acantilados situados en las estribaciones de la sierra de Lújar. El agua, cristalina, en permanente quietud por la protección de los islotes, atrae a numerosos buceadores por sus ecosistemas únicos. Playa de guijarros y grava. De época cristiana es la única intervención humana a la vista: los vestigios de la torre de La Condenada. Ojo: yendo desde Calahonda está prohibido girar hacia al aparcamiento; es preciso realizar el cambio de sentido a un kilómetro de distancia. A La Rijana siempre hay que asociarla con el restaurante y casa rural La Ventera La Rijana, Castell de Ferro, Granada
Cala de Moraig (Benitatxell, Alicante) 8- Acantilados a pico Cala de Moraig (Benitatxell, Alicante) El mar a finales de septiembre se muestra más encalmado casi que en agosto, comentan en esta cala tan artificial como asombrosa a la vista. Tampoco el recomendable restaurante La Cumbre, con su toque afrancesado, registra aglomeraciones. Consultar su menú de 18 euros. A Moraig se permite que los coches negocien la cuesta del 22% de desnivel solo para descargar. El cóctel de la casa en el Cocoro Beach Club, único local permitido este año en la playa, se elabora con melón y ron. Cala de Moraig, Benitatxell, Alicante
Cala de Deià (Mallorca) 9- El capricho de Graves Cala de Deià (Mallorca) Los problemas de espacio ya son menos en esta deliciosa caleta enmarcada en la sierra de Tramuntana. Ya es factible negociar la enrevesada bajada que promovió el poeta, escritor y mitólogo Robert Graves–gustaba de bañarse a diario– e incluso hay plazas vacantes de aparcamiento, aunque sigue vigente la zona azul. Por su abrupta configuración conviene ir en las horas centrales del día (nunca por la tarde). Una roca dentro del mar sirve de trampolín.
10- Urbana y sin embargo apartada Cala Cortina (Cartagena, Murcia) Quien ejerce la búsqueda de playas tiene en esta caleta razones de sobra para enorgullecerse. Muchos caminan desde el puerto por el paseo marítimo con bancos hasta esta concha enmarcada por las baterías de Trincabotijas (todo el litoral de Cartagena está fuertemente artillado). Cala de arena gruesa y aguas calmas, con trazos ascensionales de prodigiosa escala. Al estar cerrado el restaurante, la ocupación de los 210 metros es muy dispersa; los hay que se pasan el día buceando. Cala Cortina, Cartagena, Murcia
Diez PUENTES COLGANTES ALUCINANTES Se construyeron para salvar valiosos espacios naturales, sortear ríos o atravesar desfiladeros tan vertiginosos como el Caminito del Rey. Recorremos algunos de los más espectaculares en España, desde Málaga a Galicia
Caminito del Rey, Málaga 1-Caminito del Rey (Málaga) Inaugurado en 1905 por Alfonso XIII (de ahí su nombre), este sendero discurre por una pasarela aérea, suspendida y adosada a las verticales paredes del Desfiladero de los Gaitanes, entre Álora y El Chorro (Málaga), sobre el cauce del río Guadalhorce. El momento culminante llega al final del recorrido, cuando se cruza, con 105 metros de caída por debajo, una oscilante pasarela metálica de más de 30 metros de largo que cruza el desfiladero de lado a lado en paralelo al vetusto acueducto de Eugenio Rivera. La ruta, sencilla pero vertiginosa, arranca en Ardales (Zona Norte), donde se puede aparcar el coche. Al finalizar el recorrido, en El Chorro (Zona Sur), los visitantes pueden coger un autobús lanzadera que les devuelve al punto de partida (1,55 euros el trayecto). La entrada al Caminito del Rey, Málaga donde el casco de seguridad obligatorio, cuesta 10 euros por persona (18 euros en visitas guiadas). Más información: www.caminitodelrey.info
2-Los caminos que entretejen la ruta senderista del Congost de Mont Rebei, en la sierra del Montsec, frontera natural entre Aragón y Cataluña, incluyen un puente colgante como uno de sus mayores atractivos para senderistas. La ruta se puede empezar en el aparcamiento de Masieta (si se viene desde Cataluña) y en la Casa Batlle (si se aparca en el lado aragonés). El paseo desde este último punto arranca cruzando un primer puente colgante en el barranco de Sant Jaume, para luego salir al congosto, que ofrece unas vistas azul turquesa espectaculares sobre el embalse de Canelles y el río Noguera Ribagorzana, afluente del Segre. Más adelante se encuentran una pasarela de vértigo, la de Montfalcó, cuyos 291 escalones colgados sobre el vacío salvan una altura de 83 metros. Más información: www.mapama.gob.es
3-Cahorros de Monachil (Granada) Un sendero de 10 kilómetros y recorrido circular discurre por el cañón del río Monachil, en el desfiladero de Los Cachorros, muy conocido entre escaladores por sus verticales muros de roca caliza. El camino deja atrás primero el Cortijo de la Umbría, con buenas vistas de la ciudad nazarí, y continúa después por el Barranco del Encantado hasta adentrarse por un desfiladero con angostos pasos de piedra y cuevas naturales. Hay varios senderos, uno lleva por Caharros Bajos y el túnel de las palomas; otro sigue el curso del río, pero en ambos casos toca ver (y pasar) por el puente colgante de esta ruta, de 63 metros, construido hace cien años. Se puede acceder al inicio de la senda en autobús desde Granada (línea 183) o en coche (la mejor zona para aparcar, gratuita, se encuentra aquí). Más información: www.turgranada.es
Puentes colgantes de Chulilla, Valencia 4-Los puentes colgantes de Chulilla (Valencia) Esta senda entre puente colgantes parte del pueblo de Chulilla, a una hora de Valencia, en los alrededores del parque natural de Chera. La historia de sus pasarelas se remonta a la construcción del embalse de Loriguiña, cuando se habilitaron para facilitar el paso a los obreros por el cañón del río Turia. Se levantó un puente fijo y otro colgante, aunque ambos cayeron y fue en 2013 cuando se volvieron a construir. Los dos están sostenidos ahora por cables de acero: el más alto, a 15 metros sobre el río, tiene 21 metros de recorrido y el segundo, más bajo (5 metros y medio de altura), cuenta con 28 metros de longitud. Al pasar el segundo puente, la ruta continúa por la margen derecha del río. Además de senderistas, que suelen aprovechar las zonas de baño del remanso de las mulas y el charco azul, la zona es frecuentada por escaladores. Mejor evitar ir en fin de semana, pues la afluencia de caminantes es alta. Se puede aparcar el coche en el pueblo (cuesta 4 euros), aunque también hay zonas donde dejarlo a lo largo del sendero. Más información: www.chulilla.es
Puente colgante de Soutomaior,Pontevedra 5-Puente colgante de Soutomaior (Pontevedra) Además de por amantes del senderismo, el puente de Soutomaior (Pontevedra) suele ser transitado por los pescadores que quieren cruzar la unión entre el río Oitavén y el cauce del Verdugo, en cuya orilla arranca esta ruta circular, punto desde el que se otea un antiguo molino. Ya junto al puente colgante se encuentran la Poza das Bestas y una playa fluvial. Las orillas del Oitavén también regalan una bonita estampa: las ruinas de un antiguo molino de agua. En la zona se encuentra además el castillo del mismo nombre del puente, abierto al público. El acceso se puede hacer en coche por la carretera PO-255 (une Ponte Caldelas con Soutomaior), tomando el desvío a Romariz. Se recomienda aparcar arriba (es gratuito) y bajar caminando (un kilómetro) hasta la orilla del Verdugo. Más información: www.turismo.gal Puente colgante de Soutomaior,Pontevedra
Puente colgante de Calvelo, Poio, Pontevedra 6-Puente colgante de Calvelo (Poio, Pontevedra) En la ribera del río Lérez, en la provincia de Pontevedra, se encuentra este bello puente cuyos tirantes de acero y suelo de tablones de madera comunican, a 15 metros de altura, las poblaciones de A Retorta y Calvelo, dentro de la Red Natura 2000. Cercano a la playa fluvial de Calvelo (o Praia do Canal), el puente tiene 30 metros de longitud y vistas a meandros y pequeñas cascadas. Bajo su estructura se puede ver un molino de agua con cubierta de piedra a dos aguas. El acceso es muy fácil y hay aparcamiento, apenas a unos 100 metros de distancia. www.turismo.gal
Puente de la Ínsua de Seivane, Outeiro del Rei, Lugo 7-Puente de la Ínsua de Seivane (Outeiro de Rei, Lugo) A la ínsula de Arriba o de Seivane, en el lucense Outeiro de Rei (entre Gondai y Martul), también la llaman la isla del puente colgante. La estructura ayuda a cruzar el río Miño e iniciar una senda circular de unos tres kilómetros que permite conocer la isla y que arranca en la parroquia de San Xoán de Parada. La isla no era muy conocida por su difícil acceso antes del puente, lo que permitió que se conservase un bosque autóctono de robles, acebos y fresnos en uno de los paisajes más singulares del Miño. Además de la de Seivane, hay otras islas en el río, cuya cuenca fue declarada en 2002 reserva de la biosfera por la Unesco. Más información: www.disfrutadegalicia.com Puente de la Ínsua de Seivane, Outeiro del Rei, Lugo
8-Cuatro pasarelas gallegas más 8-Cuatro pasarelas gallegas más. Galicia es una de las comunidades donde más puentes colgantes hay, debido a la gran cantidad de ríos que discurren por su accidentada orografía, algunos de los cuales, más allá de los ya citados, merece la pena -visitar. Como la pasarela metálica colgante que salva el río Ulla entre Couso y Pontevea, en el área recreativa de O Xirimbao (Pontevedra), tendida para unir los cotos de pesca de Ximonde y Xirimbao (en la imagen). Tiene 80 metros de largo. El puente de Noia, en A Coruña, pasa por encima del río Tambre y forma parte de una ruta de senderismo que llega hasta Ponte Nafonso. Y una última pista: el puente de Oia, cerca del balneario de Berán (Ourense), en la ruta natural que une Pazos de Arenteiro con Ribadavia. Más información: www.turismo.gal
9-Entre Rupit y Pruit (Barcelona) Este ‘pont penjant’ de madera fue construido en 1945 —solo admite 10 personas a la vez— y forma parte de un bellísimo enclave medieval en el valle de Sau-Collscabra (Barcelona). Comunica, las dos poblaciones que le dan nombre, Rupit, a 845 metros sobre el nivel del mar, un pueblo con casas de origen románico y calles de piedra, y Pruit, a 950 metros de altitud, un hermoso conjunto de masías. La excursión, además de cruzar el puente, invita a visitar la iglesia barroca de San Miguel y los vestigios del castillo y el salto de Sallent (preferiblemente en época lluviosa), a dos horas del pueblo, y sorteando restos de molinos por el curso de la riera de Rupit, afluente del río Ter. Más información: www.rupitpruit.cat
10-Aventura en Cantabria El parque nacional de los picos de Europa ofrece enclaves espectaculares. Entre ellos, la única vía ferrataque hay dentro de un parque nacional, la de Valdeón, en las cercanías de Cordiñares (Cantabria) y el río Cares. Con 1.200 metros de recorrido —entre la Aguja de María del Carmen y la Peña Castro—, en esta ruta de dificultad alta se atraviesa un espectacular puente colgante de estilo tibetano. Tiene 35 metros de longitud y está suspendido 30 metros sobre el vacío. El Ayuntamiento de Posada de Valdeón gestiona el paso por la ferrata (y el puente), de acceso gratuito pero con equipamiento técnico obligatorio. Para ello hay que solicitar permiso previo ya que además la ruta está limitada a 50 personas diarias por motivos medioambientales. Más información: valdeon.org
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