¡ Proclama mi alma la grandeza del Señor !
Su total disponibilidad permitió a Dios nacer primero en su corazón y luego en su seno. Es la actitud más adecuada para recibir y vivir el Reino de Dios.
María anticipa el destino de toda la humanidad. Por ella tenemos la certeza de que Dios no nos abandona, de que el ser humano ha sido creado para poder acoger la autodonación total y plena de Dios.
¡ Feliz porque has creído ! ¡ Alégrate ! ¡ Gracias, María ! En María la belleza se proyecta en sus palabras, en su actuar, en sus silencios, en su libertad, en su confianza, en su fortaleza, en su entrega, en su saber esperar... ¡ Feliz porque has creído ! ¡ Alégrate ! ¡ Gracias, María !