“Tu fe te ha salvado, vete en paz” DOMINGO XI Tiempo Ordinario – Ciclo C “Tu fe te ha salvado, vete en paz” BARTHIMEUS, Instituto para el Progreso Humano.

“Perdona, Señor, mi culpa y mi pecado” Salmo (31)

Lucas 7, 36 - 50 “En aquel tiempo, un fariseo rogaba a Jesús que fuera a comer con él, entrando en casa del fariseo, se puso a la mesa. Y una mujer de la ciudad, una pecadora, al enterarse de que estaba comiendo en casa del fariseo, vino con un frasco de perfume y, colocándose detrás junto a sus pies, comenzó a llorar, y con sus lágrimas le mojaba los pies, se los secaba con sus cabellos, los cubría de besos y los ungía con el perfume.

Espíritu Santo nos ayudará a no confundir aportar bien ¿Qué notamos? : La disponibilidad de Jesús para aceptar el acercamiento de las personas. Cuando nuestra presencia o nuestra compañía puede aportar bien a la vida de otras personas, no deberíamos temer estar cerca. El don de sabiduría del Espíritu Santo nos ayudará a no confundir aportar bien con recibir daño. Jesús dijo “Ama a tu prójimo como a ti mismo”

Al ver esto, el fariseo que lo había invitado se dijo : Si éste fuera profeta, sabría quién es esta mujer que lo está tocando y lo que es : una pecadora. Jesús tomó la palabra y le dijo . Simón, tengo algo que decirte. Él respondió : Dímelo maestro. Jesús le dijo : Un prestamista tenía dos deudores; uno le debía quinientos denarios y el otro cincuenta. Como no tenían con qué pagar, los perdonó a los dos. ¿Cuál de los dos lo amará más?

La Misericordia de Dios es para todos. Él sí conoce los corazones arrepentidos. Nosotros, como no lo sabemos todo, miramos, medimos y pesamos. Nos cuesta perdonar porque tendemos a desconfiar. Sería una buena obra de caridad no dar motivo a nadie para desconfiar, para temernos, o para sentirse ofendido por nosotros.

Simón contestó : Supongo que aquel a quien le perdonó más. Jesús le dijo : Haz juzgado rectamente. Y volviéndose a la mujer le dijo a Simón : ¿Ves a esta mujer?. Cuando yo entré en tu casa, no me pusiste agua para los pies; ella, en cambio, me ha lavado los pies con sus lágrimas y me los ha secado con sus cabellos. Tú no me diste el beso de saludo; ella, en cambio, desde que entró no ha dejado de besarme los pies.

Notamos la sensibilidad del Señor hacia los gestos de amor hacia Él (y hacia otros, por amor a Él) ¿Qué notará Jesús en mí? ¿Cuánto respeto y cuánto amor hacia Él? ¿Y hacia los otros?

Tú no me ungiste la cabeza con ungüento; ella, en cambio, me ha ungido los pies con perfume. Por eso te digo : sus muchos pecados están perdonados, porque tiene mucho amor; pero a quien poco se le perdona, es porque demuestra poco amor.

Pecadora pero arrepentida confiada en la Misericordia de Dios Pecadora pero agradecida de la bondad de Dios

Y a ella le dijo. Tus pecados están perdonados Y a ella le dijo . Tus pecados están perdonados. Los demás invitados empezaron a decir . ¿Quién es este que hasta perdona pecados? Pero Jesús dijo a la mujer : Tu fe te ha salvado : vete en paz.” Palabra de Dios

Y conocerá lo que es la paz de Dios. Con el Señor, quien se arrepiente y busca perdón siempre será perdonado. Y conocerá lo que es la paz de Dios.

enséñame a mirar con tus ojos. Que siempre mire hacia arriba Amado Señor Jesús, enséñame a mirar con tus ojos. Que siempre mire hacia arriba pero nunca desde arriba. Que cuando quiera criticar el pecado ajeno, recuerde que yo también soy pecador. «Sean misericordiosos, como también su Padre es misericordioso» Lc 6, 36 BARTHIMEUS, Instituto para el Progreso Humano