¡Déjame vivir!

Desde el momento de la concepción el nuevo ser humano ya posee toda la información genética que determina sus características físicas, tales como el color del pelo, el sexo, la estructura ósea, etc. Sólo necesitará tiempo, alimentación y un ambiente adecuado para su crecimiento y desarrollo. Su corazón comienza a latir entre los 18 y los 25 días, la base del sistema nervioso se establece alrededor de los 20 días, a los 42 días el esqueleto está completo y hay reflejos, y a los 45 días se pueden registrar los impulsos eléctricos de su cerebro. A las 12 semanas, etapa durante la cual se llevan a cabo la mayoría de los abortos, su cuerpo está completamente formado, sus órganos ya están funcionando y puede sentir dolor. 

Dios te ha dado a ti, mujer, la mayor alegría que en el mundo se pueda tener: La de ser madre. El que es grande y todopoderoso te permite la dicha de engendrar vida. ¡Cuídala! ¡Protégela! ¡Ámala!

“Antes de que te formaras en el vientre de tu madre, ya te conocía” Jeremías 1:5 “Con amor eterno te he amado” Jeremías 31:3

Soy un ángel en verdad, sonrío de felicidad ¿no me quieres? ¡soy tu hijo!

Desde el cielo vine aquí, para hacerte muy feliz, ¡no me rechaces! ¡soy tu hijo!

Madre déjame vivir, la vida no me quites, déjame vivir, no intentes impedir que vaya a nacer, tuyo quiero ser.

Oh déjame vivir, la vida no me quites, déjame vivir, quiero vivir mi vida, madre, ya verás, si la oportunidad me das, que al tenerme entre tus brazos a amarme aprenderás.

Como una tierna flor, soy un regalo de amor, ¿no me quieres? ¡soy tu hijo!

Esta vida que Él me dio, no la abortes, por favor, no me rechaces, ¡soy tu hijo!

Madre, déjame vivir, la vida no me quites, déjame vivir, no intentes impedir que vaya a nacer, tuyo quiero ser.

Oh déjame vivir, la vida no me quites, déjame vivir, quiero vivir mi vida, madre, ya verás, si la oportunidad me das, que al tenerme entre tus brazos a amarme aprenderás.

¡Déjame vivir!

¡Déjame vivir!

Por desgracia –o por fortuna, mejor dicho– ¿conoces tú a alguna mujer que lleve en su seno una vida que ella no desea? Ayúdala a que tome conciencia y recapacite. Que vea en ese fruto de sus entrañas una bendición de Dios y que su confusión no la lleve a tomar una decisión dolorosa, arrastrándola a una determinación que afectaría radicalmente su vida. Impide que sea presa de los intereses mezquinos de gente sin escrúpulos que lo único que busca es enriquecerse, aún a costa de vidas inocentes y de las mismas madres que deciden abortar. Recuerda que: si no eres parte de la solución, eres parte del problema.