EXAMÍNAME, SEÑOR Texto base: Salmo 26:2

Relaje su mente y su corazón ante el Señor. EXAMÍNAME, SEÑOR Relaje su mente y su corazón ante el Señor. Pide al Espíritu Santo para traer convicción al meditar sobre lo siguiente, haciendo una pausa después de cada pregunta, para permitir que el Espíritu Santo le de convicción:

“Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores”, (Mat.6:12). ¿Perdonamos a todos? ¿Hay alguna malicia, rencor, odio o enemistad en nuestro corazón? ¿Guardamos rencor y nos negamos a la reconciliación? ¿Somos amables, atentos, tolerante y respetuoso con los demás? No debiéramos atrevemos a pedir perdón a Dios, si no hemos perdonado ya a nuestro prójimo. 1

¿Porque nuestra vida espiritual no crese, a nivel personal, familiar o a nivel de iglesia? Dios tiene la clave: “Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda”, (Mat.5:23,24).

2 ¿Nos enojamos? ¿Hay agitación dentro de nosotros? ¿Perdemos nuestro temperamento a veces? ¿La ira a veces nos sostiene en sus garras? Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni deis lugar al diablo. (Efe.4:26,27).

Los frutos de la conversión

3 ¿Hay algún sentimiento de envidia? ¿Cuando otro se favorece en vez de nosotros, nos hace envidiosos e incómodo? ¿Tenemos celos de aquellos que pueden orar, hablar y hacer las cosas mejor que nosotros? La envidia es aquel sentimiento o estado mental en el cual existe dolor o desdicha por no poseer uno mismo lo que tiene el otro, sea en bienes, cualidades superiores u otra clase de cosas tangibles e intangibles

La envidia se trata por lo tanto, del pesar, la tristeza o el malestar por el bien ajeno. Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. (Fil.4:11,12). pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. En este sentido, la envidia constituye el resentimiento (el sujeto no quiere mejorar su posición, sino que desea que al otro le vaya peor).

Hoy nos exigen máximos resultados en el menor tiempo posible 4 ¿Somos impacientes y nos enojamos fácilmente? ¿Pequeñas cosas nos molestan e irritan, o somos amables, tranquilo y sereno en todas las circunstancias? La paciencia nos permite deleitarnos en el presente, pero su antagonista, la impaciencia, gana simpatizantes. Hoy nos exigen máximos resultados en el menor tiempo posible

Cuando Lutero se sentía al borde de la desesperación, repetía esta pregunta y luego le decía a Melanchton: “Ven, Felipe, cantemos el Salmo 46”. Cuando el alma reposa en sí misma se hunde; pero si se aferra del poder y la promesa de Dios, mantiene la cabeza por encima de las grandes olas.

5 ¿Nos sentimos ofendidos fácilmente? ¿Cuando la gente no nos mira y pasan sin hablar, duele? Si los demás reciben la atención y somos descuidados ¿cómo nos sentimos al respecto? ¿No es éste el carpintero, hijo de María, hermano de Jacobo, de José, de Judas y de Simón? ¿No están también aquí con nosotros sus hermanas? Y se escandalizaban de él. Mas Jesús les decía: No hay profeta sin honra sino en su propia tierra, y entre sus parientes, y en su casa. Y no pudo hacer allí ningún milagro, salvo que sanó a unos pocos enfermos, poniendo sobre ellos las manos. Y estaba asombrado de la incredulidad de ellos. -NOTA QUE JESÚS NO SE DEJÓ ACHICOPALAR POR LO QUE DIJERON ÉLLOS-. Y recorría las aldeas de alrededor, enseñando.(Mar.6:3-6).

Los compatriotas de nuestro Señor trataron de prejuiciar a la gente en su contra. ¿No es este el carpintero? ¡decían! Nuestro Señor Jesús había trabajado, en ese oficio con su padre, lo cual era un oficio humilde. Conviene a los seguidores de Cristo contentarse con la satisfacción de hacer el bien, aunque les nieguen un elogio por eso. ¡Cuánto perdieron estos nazarenos por su prejuicio obstinado contra Jesús! Vivamos nosotros, como nuestro Maestro, y enseñemos el camino de la salvación a aldeanos y campesinos, a pesar de lo que digan de nosotros.

Y al final te quedarás solo, con tu orgullo 6 ¿Hay orgullo en nuestros corazones? ¿Pensamos mucho sobre nuestra propia posición y logros? Mientras sigas sembrando orgullo, seguirás cosechando perdidas Y al final te quedarás solo, con tu orgullo

Ver El ejemplo de Cristo: (Efe.5:25-30). Los dos construyen el amor, y este va creciendo poco a poco Ver Rom.125; 1Cor.1212 Entonces Jesús, llamándolos, dijo: Sabéis que los gobernantes de las naciones –gentiles- se enseñorean de ellas, y los que son grandes ejercen sobre ellas potestad. Mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo; 28 como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos. (Mat.20:25-28).