La Santa Misa
Por cada Santa Misa, y en la medida de la devoción con la que participas de ella, puedes expiar las penas merecidas por tus pecados. Cada Santa Misa te acompañará al Tribunal de Dios, para ahí interceder por tí. En la hora de la muerte serán tu consuelo más grande las Santas Misas de las que has participado con devoción.
Te perdona los pecados leves, si te propones evitarlos en serio. Jesús hace reparación de todas tus faltas y negligencias. Si participas de la Santa Misa con devoción, estás dando la mayor Gloria a la Santa humanidad de Jesucristo.
Una sola Misa, de la que participas con devoción, te será más provechosa que muchas Misas ofrecidas por ti después de tu muerte. A las almas del purgatorio das el mayor consuelo. El poder del diablo sobre ti queda quebrado.
Cada Santa Misa acorta tu purgatorio Cada Santa Misa acorta tu purgatorio. Por cada Santa Misa te ganas un mayor grado de gloria en el Cielo. Te salvas de muchos peligros y desgracias que de lo contrario sufrirías. Estás rodeado de un sinnúmero de ángeles que participan con devoción del Santo Sacrificio.
Cuando comulgas no solo estás en común unión con Cristo sino también con todos tus seres queridos que han partido antes que tu. Tus asuntos temporales serán de modo especial bendecido por el Cielo. En cada comunión hecha con devoción Jesús te va transformando poco a poco a su imagen y semejanza.
La bendición sacerdotal que recibes en la Santa Misa, es confirmada por el mismo Dios. Si tomáramos conciencia realmente del valor de la Misa, no dejaríamos de asistir a ella por nada del mundo. Rocio Siembra Conmigo