Hoy vamos a reflexionar sobre el valor de compartir: “burros, más que burros” Había una vez, en un lugar no muy lejano, dos burros que estaban amarrados por una cuerda. El dueño de los animales, les quería enseñar una lección para que trabajasen juntos. Así que puso dos bolsas grandes de comida para cada uno pero, se las puso bien alejadas. Los dos burros, que estaban hambrientos, comenzaron a tirar cada uno para su lado. Pateaban y usaban todas sus fuerzas para poder llegar a su comida.
Su angustia aumentó y sus esfuerzos eran inútiles Su angustia aumentó y sus esfuerzos eran inútiles. Pasaron así una hora, hasta que, extenuados por el hambre, el trabajo y la rabia, cayeron al suelo a dos dedos (¡a dos dedos tan sólo!) de la alfalfa.
Reflexión Propón un final para este cuento ¿Te has sentido alguna vez como los burros? Este cuento pone de manifiesto una gran verdad, bueno quizás dos: La primera gran verdad es el tiempo y energías que gastamos en peleas y conflictos que no nos llevan a ningún lado. Y, lo segundo: ¿cuándo vamos a interiorizar que unidos a otros los objetivos serán más fácil de ser cumplidos? ¿por qué nos empeñamos en entender que el otro es una amenaza y no una oportunidad?
¿Tu final del cuento ha coincidido con este?